Guauuu!! Tiene razón 39escalones, es un verdadero cuento de terror. Pone los pelos de punta imgainar la continuación del relato. Tambien es casi unareflexión filosofica sobre el odio. Me encantó!! Besosss.
Que ingeniosa esta manera de relatar el monstruo de la rabia y que adecuado a esta situación por desgracia tan comun en nuestros días. Las layes desgraciadamente muchas veces se ensañan con indiferencia a las situaciones que se nos escapan de las manos. Un saludo
Siempre hay que estar preparados para tu moraleja final, pero bien pudiera ser ese animal un puerco espín lleno de púas que al animal protegen y punzan a quien lo toca.
Aquí le llamamos erizo cacheiro. Y claro, la rabia se desinfla. No recuerdo bien cómo...
Qué cosas. Yo tengo un amigo que dice que su mascota le hará ser mejor persona. Sin embargo a tu protagonista... De cualquier modo, como dicen arriba, un relato redondo.
Yo tengo un bicho de esos que se llama Despecho. Crece y crece sin parar y últimamente, en "los días de ahora" (cómo me gusta este giro), me acompaña a todas partes. Supongo que al revés del de tu protagonista, el mío desaparecerá días después de que se marche mi particular "Rosano". In salah!
(Sí, lo de los juicios es algo con lo que nunca había contado en mi vida: estoy asustada, Raúl)
No sé por qué tantos te dicen que es un relato redondo. Vas a tener que empezar a desconfiar de ellos y buscarte nuevos lectores de confianza. Para que este relato sea redondo le sobra la última frase. Tal y como está no es redondo, sino obvio. Es la típica resolución criminal con el mayordomo de protagonista. El resto es magistral.
Hay una segunda parte, no escrita, que hablaría como alguien ya apuntado, a que mientras el chucho o lo que sea (esa magnífica metáfora) engorda y crece, el tiparraco (el verdadero animal del cuento) mengua como un guisante hidrofilado. Genial....también la última frase, pues resulta un cierre perfecto.
Este es el típico texto que conforme voy leyendo, me hace conciente de que voy a ser engañada en la última línea.
Por un momento adiviné unas pinceladas autobiográficas pero sabiéndote galante y respetuoso, y conocedora del pelaje de ese animal de compañía que tan bien te acompaña, descarté mi propia película.
¡Siempre echándole las culpas al gato! ¡Ay, Flower, en qué estarías pensando...!
No presumo de ecologista, pero veo en tu relato que los animales son mucho mejores que los hombres. Nosotros hubiéramos matado a un animal con rabia y ellos no sólo la toleran, se alimentan de ella.
Blog abierto en 2006.
Autor de 3 libros de relatos: ELEFANTIASIS, LA SUAVE PIEL DE LA ANACONDA, y GLÓBULOS VERSOS y de 3 novelas: UN VIAJE SOLO PARA HOMBRES, ANTES. ENTONCES. NUNCA y POR MI GRAN CULPA, obra ganadora del XXIV Premio de Novela Negra Ciudad de Getafe 2020. Aficionado al cine, buscador de cosas,... En fin.
43 comentarios:
Un animal hace olvidar a otro animal. Aunque ¿quién es más animal de los 3?
Veo que te adentras vivamente y con elegancia en el surrealismo conceptual como consecuencia lógica a tu dominio de la síntesis alegórica y breve.
Estupendo.
Un abrazo.
Ese animal va a matar a su dueño si no aprende a perdonar.
Volveré mañana, hoy no me deja la Rabia..
Beso, Raúl.
Ay qué bueno, Raúl... este animal lo tienen muchos y muchas, te lo digo yo...
Besicos
La mascota se comerá al dueño, seguro, y luego reventará. Qué forma de introducir el terror en una situación cotidiana...
Vamos, como un retrato de Dorian Gray pero en vivo y peludo... ¡tremendo!
:D
Guauuu!!
Tiene razón 39escalones, es un verdadero cuento de terror. Pone los pelos de punta imgainar la continuación del relato.
Tambien es casi unareflexión filosofica sobre el odio.
Me encantó!!
Besosss.
María
Redondo y profundo.Sí señor,la rabia del hombre engorda al perro.Un mimetismo de lo más interesante.
Salud,amigo.
A veces resulta mejor ser resultón que guapo, extraña criatura que acoge por compasión pero se alimenta con la rabia.
Que ingeniosa esta manera de relatar el monstruo de la rabia y que adecuado a esta situación por desgracia tan comun en nuestros días. Las layes desgraciadamente muchas veces se ensañan con indiferencia a las situaciones que se nos escapan de las manos. Un saludo
Siempre hay que estar preparados para tu moraleja final, pero bien pudiera ser ese animal un puerco espín lleno de púas que al animal protegen y punzan a quien lo toca.
Aquí le llamamos erizo cacheiro. Y claro, la rabia se desinfla. No recuerdo bien cómo...
Qué cosas. Yo tengo un amigo que dice que su mascota le hará ser mejor persona. Sin embargo a tu protagonista... De cualquier modo, como dicen arriba, un relato redondo.
un cuento escalofriante. enhorabuena.
siempre he desconfiado de aquellos amantes de los animales que no son capaces de sentir empatía con sus iguales.
un abrazo.
¡¡Qué bueno!! ...Y su rabia sigue engordando y el consumiendo.
Besitos.
Aún a riesgo de que me denuncie la protectora, hay bichos de compañia a los que deberiamos asesinar. Tal cual.
La rabia consumirá su vida...
Me encanta tu forma de narrar. Conviertes lo más cotidiano en un viaje alucinante...
Besos desde el aire
Buena pieza (me refieron al cuento, no al animal).
De ese perro no me fío.
Engorda.....
Mala cosa..
Yo tengo un bicho de esos que se llama Despecho. Crece y crece sin parar y últimamente, en "los días de ahora" (cómo me gusta este giro), me acompaña a todas partes. Supongo que al revés del de tu protagonista, el mío desaparecerá días después de que se marche mi particular "Rosano". In salah!
(Sí, lo de los juicios es algo con lo que nunca había contado en mi vida: estoy asustada, Raúl)
Muerto el perro se acabó la Rabia..:-)
Tu texto me ha conmovido...que tanto de Carlos hay en cada uno de nosotros...
Un besito.
No sé por qué tantos te dicen que es un relato redondo. Vas a tener que empezar a desconfiar de ellos y buscarte nuevos lectores de confianza. Para que este relato sea redondo le sobra la última frase. Tal y como está no es redondo, sino obvio. Es la típica resolución criminal con el mayordomo de protagonista.
El resto es magistral.
Hay una segunda parte, no escrita, que hablaría como alguien ya apuntado, a que mientras el chucho o lo que sea (esa magnífica metáfora) engorda y crece, el tiparraco (el verdadero animal del cuento) mengua como un guisante hidrofilado.
Genial....también la última frase, pues resulta un cierre perfecto.
JC
Pues parece un bicho raro, pero no ...hay toda una plaga.
Haría bien Carlos en no engañarse: él es la mascota de esa fea criatura llamada "Rabia".
Hay que tener cuidado estos bichos se están multiplicando sin control y ya son una plaga
Interesante y estupendo, para no variar
Un besote
Mucho me temo que ese animal, por ese camino, irá creciendo y creciendo hasta devorarlo a él.
Este es el típico texto que conforme voy leyendo, me hace conciente de que voy a ser engañada en la última línea.
Por un momento adiviné unas pinceladas autobiográficas pero sabiéndote galante y respetuoso, y conocedora del pelaje de ese animal de compañía que tan bien te acompaña, descarté mi propia película.
¡Siempre echándole las culpas al gato! ¡Ay, Flower, en qué estarías pensando...!
;)
Yo también sonrío.
Un beso salvaje,
Impresionante el crescendo de tu relato.
Me temo que después de haberte leído siempre tendré el temor de tener a un Carlos que me muerda.
Un abrazo
Beatriz
(No puedo dejar comentario con mi perfil. Probaré como Anónima.Me está pasando en muchos blog-
http://www.youtube.com/watch?v=jtJ2Q6rbMF8
Y si ese bicho se llamara AMOR....
Rabia...un gran sentimiento, si se sabe usar claro.Saludos Raúl.
La rabia alimenta el espíritu de mucha gente. ¡Qué pena!
Un abrazo.
Qué será del animalito cuando la rabia pase a indiferencia?
No presumo de ecologista, pero veo en tu relato que los animales son mucho mejores que los hombres. Nosotros hubiéramos matado a un animal con rabia y ellos no sólo la toleran, se alimentan de ella.
Me ha gustado el relato. Rabiosamente bueno.
No sé cómo puede acabar ese animal cuando reviente, Raúl, pero sus consecuencias pueden ser nefastas. Muy ingenioso, amigo. Un abrazo.
Bien, nos tienes obnuvilados desde el principio a ver dónde desemboca el animalito.
Esperemos que no engorde mucho más, la rabia es peligrosa.
Bueno, como es habitual en tu pluma (la de escribir)
Un abrazo
Bonísimooooooo
me ha encantado tu relato,
auténtico y veraz,
pasa,
ya lo creo que pasa.
Un abrazo
Un animal que puede acabar con él si le ofrece demasiada compañía.
Me gusta el final. Resulta inesperado. El lector no sabe qué tipo de animal tiene el protagonista e impacta.
Un abrazo, Raúl.
Sobrecogedor. Hay muchos Carlos, más de los que quisiéramos. Biquiños,
Qué bueno, Raúl: tan vivo y tan temible bicho.
Mejor que el Hombre...
Besos, Raúl.
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