Quizá ironices sobre el arte pero no hace falta ser artista para que lo físico afecte tu relaccion con los demás, incluidos tus padres. Cuando se da este caso no es algo que la gente vaya comentando. Por eso me gusta tu relato que lo cuenta tan bien contado.
Ya escribió Thomas de Quincey sobre la consideración del asesinato como una de las bellas artes, y entre la madre de Léolo tendida en los tomates tal y como hoy corona tu alma difusa –y este comentario dejará de tener sentido cuando cambies la imagen de la cabecera- y los hematíes globulares con que anuncias la presentación en Zaragoza de tu hermoso libro –para la que te deseo lo mejor- hay una prevalencia del color rojo que inevitablemente hace pensar en derramamiento –artístico- de sangre…
Sinceridad arrolladora, la cruda realidad que siempre maquillamos a base de amor y tintes de colores..o ¿sólo es el deseo imposible de que todo sea pluscuamperfecto?
Y seguimos con el rojo, el color de la vida y la muerte. Como siempre, tejes los relatos con ese hilo invisible que engancha al lector. ¡Artista que eres! Un beso Raúl.
En este relato se me antoja que hay algo del mito de Orestes, que mató a su madre en venganza por la muerte del padre. En tu narración, el padre solo se menciona al decir que el protagonista es huérfano, pero se puede colegir que la causa final del matricidio tendría que ver con la relación de la madre y el padre (essos segundos de 'compungido silencio' cuando recuerda a su padre me parecen definitivos). Creo por tanto, amigo Raúl, que es un relato más profundo de lo que parece a primera vista. En otra lectura está el ataque al arte como visión estratosférica (por encima del bien y del mal) del mundo. De eso ya hemos hablado alguna que otra vez. Jajajajaja. Abrazos.
Resignación. La causa de nuestros actos a veces procede de nuestro interior más secreto y, por tanto, fuera del alcance de la razón. Buen relato, de impacto, como todos los tuyos. Un abrazo.
Lo mismo ocurre cuando se va a un puticlub de lujo. Cama de agua, neverita con champán, vídeo con pantalla gigante y espejos por todas partes para que la cópula se multiplique. Luego ves, a través de la puerta entreabierta del lavabo cómo se lava en el bidé y tú allí, multiplicado por los espejos y con esa pose, con ese cuerpo.
Blog abierto en 2006.
Autor de 3 libros de relatos: ELEFANTIASIS, LA SUAVE PIEL DE LA ANACONDA, y GLÓBULOS VERSOS y de 3 novelas: UN VIAJE SOLO PARA HOMBRES, ANTES. ENTONCES. NUNCA y POR MI GRAN CULPA, obra ganadora del XXIV Premio de Novela Negra Ciudad de Getafe 2020. Aficionado al cine, buscador de cosas,... En fin.
17 comentarios:
Si es que madre solo hay una. ¡Ay!
Mucha socarronería con el mundo del arte. Interesante.
Quizá ironices sobre el arte pero no hace falta ser artista para que lo físico afecte tu relaccion con los demás, incluidos tus padres. Cuando se da este caso no es algo que la gente vaya comentando. Por eso me gusta tu relato que lo cuenta tan bien contado.
Ya escribió Thomas de Quincey sobre la consideración del asesinato como una de las bellas artes, y entre la madre de Léolo tendida en los tomates tal y como hoy corona tu alma difusa –y este comentario dejará de tener sentido cuando cambies la imagen de la cabecera- y los hematíes globulares con que anuncias la presentación en Zaragoza de tu hermoso libro –para la que te deseo lo mejor- hay una prevalencia del color rojo que inevitablemente hace pensar en derramamiento –artístico- de sangre…
Sinceridad arrolladora, la cruda realidad que siempre maquillamos a base de amor y tintes de colores..o ¿sólo es el deseo imposible de que todo sea pluscuamperfecto?
Siempre nos dejas pensando..¿realidad o ficción?
Un beso
Por mucho que queramos, siempre hay algo que nos desagrada y fingimos no ver.
Besos desde el aire
Y seguimos con el rojo, el color de la vida y la muerte. Como siempre, tejes los relatos con ese hilo invisible que engancha al lector. ¡Artista que eres! Un beso Raúl.
Los primeros pasos de psicopata, siempre son complicados....Cuidate
Magnífico y sorprendente. O vicerversa. Abrazos
En este relato se me antoja que hay algo del mito de Orestes, que mató a su madre en venganza por la muerte del padre. En tu narración, el padre solo se menciona al decir que el protagonista es huérfano, pero se puede colegir que la causa final del matricidio tendría que ver con la relación de la madre y el padre (essos segundos de 'compungido silencio' cuando recuerda a su padre me parecen definitivos).
Creo por tanto, amigo Raúl, que es un relato más profundo de lo que parece a primera vista.
En otra lectura está el ataque al arte como visión estratosférica (por encima del bien y del mal) del mundo. De eso ya hemos hablado alguna que otra vez. Jajajajaja.
Abrazos.
JC
Resignación. La causa de nuestros actos a veces procede de nuestro interior más secreto y, por tanto, fuera del alcance de la razón. Buen relato, de impacto, como todos los tuyos. Un abrazo.
Lo mismo ocurre cuando se va a un puticlub de lujo. Cama de agua, neverita con champán, vídeo con pantalla gigante y espejos por todas partes para que la cópula se multiplique. Luego ves, a través de la puerta entreabierta del lavabo cómo se lava en el bidé y tú allí, multiplicado por los espejos y con esa pose, con ese cuerpo.
Abrazos
Así, desnudo y como la madre que te parió, va y es como me entraste por estos ojitos...
;)
Te deseo toda la suerte del mundo, Raúl.
Sabes que de poder asistir, no me lo perdería.
Un abrazo.
Las madres tienen, eso, que no hay más que una.
Un abrazo.
"lo esencial es invisible a los ojos"
Está clara la simbología; es un catalán y la madre es España, coño!
No le faltan razones a este irracional. Es como colgar la cabeza del toro o del trofeo de caza. En fin, a más locura más arte, dicen.
Lo que sufriría si te leyera. La sinceridad, nunca fue muy aplaudida en un baile de mascaras. Cuidate
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