jueves, 21 de noviembre de 2013

Esquirlas de explorador

La cama deshecha, un fregadero que rebosa desidia y ropa sucia por todas partes. 
Que en esta casa él ya no hace nada es un hecho, y además ayer por fin se dio cuenta de que era hora de partir. Fue a eso de las 22:40. 
Quiero una cabaña en... 

*Versión del relato incluido en "De Antología, la logia del micorrelato", de Talentura Libros

14 comentarios:

Tesa dijo...

Uff
...el frío se lleva dentro.

Anónimo dijo...

Los hijos son, al mismo tiempo, una bendición y una condena.
Un relato precioso y terrible.

María

Uno dijo...

Tremendo y poético. Me ha encantado.
Un saludo

abril en paris dijo...

Ahí ya no queda ni alma ni vida, se la ha llevado el dolor de ese hombre.

Consigues que traspase, Raúl. Fantástico y triste relato.

Un beso

Rosa dijo...

Duele, mucho...

Besos desde el aire

Alís dijo...


Creo que no le importa el frío que haga allí arriba. Es peor el que lo hiela por dentro.
Terrible y doloroso, y sin embargo tan hermoso como todos tus relatos. ¡Cómo me gusta leerte!

Un abrazo

Juan Herrezuelo dijo...

En ese ayer en que el hijo era aún un niño, toda ilusión parecía justificada; en este hoy de la derrota a caballo la vida es un andar perdidos y solos y ateridos. Duro y muy pegado a esa otra realidad terrible, Raúl.

lopillas dijo...

ajá, lo conseguí :)
Quería decirte que no sé el efecto que tendrá tu texto en las personas que no tienen hijos, pero a los que los tenemos nos desgarra.
Siempre genial
Un beso, ahora por acá jajaj

Miguel dijo...

Los adioses siempre son fríos. No me extraña que tuviera frío.

Un abrazo.

Santi S. dijo...

Un relato tremendo, a la par que sensible. De esos que tanto te caracterizan.
Me han hablado muy bien de la antología de Talentura.
Saludos

Maria Coca dijo...

Un relato con gran trasfondo y que sugiere todo un universo de sentidos.

Tu manera de escribir hace que se enciendan y apaguen las luces del alma siempre difusa. Me encanta.

EL QUINTO FORAJIDO dijo...

Una vez más un agridulce placer leerte.

Marta ( Claudia) dijo...

Frío, mucho frío, destemplanza en el alma; eso produce el relato. Tan bien escrito como siempre, Raúl.
Besos.
Marta

ethan dijo...

Sí, ya tenemos el invierno rondando por aquí.
Un abrazo