Tomate natural, unos taquitos de jamón, un puntito de clavo y todo a fuego lento. Ahora pela una cebolla para añadirla al sofrito, pone el agua hervir para la pasta y, sabiéndose...
Y el viernes 23 de noviembre, la anaconda visitará Lleida.
38 comentarios:
Anónimo
dijo...
Qué bien te salen las historias de infidelidades. Cómo las normalizadas haciendo que resulten cotidianas y sin importancia.
La cara impasible que tiene la infidelidad. Ella canturrea y cocina, pensando en otro, mientras él duda si debe seguir engañándola... Me gusta como lo cuentas.
Un micro marca de la casa, Don Raul, que brilla por la facilidad con que haces la transición del cazador al cazado; por cómo logras generar una actitud lectora muy cómplice, que acaba posicionándose por uno u otro de los personajes.
Labras -como pocos- el terreno del desamor, las infidelidades, y -puede que me repita- las soledades acompañadas.
Nunca imaginamos que el otro es capaz de hacer aquello que nosotros hemos hecho y que nos hace sentir culpables. La culpabilidad es lo que tiene, no se ve, solo puede adivinarse.
¡Vaya sorpresa se va a llevar Ricardo! Bueno, también se la llevará Pilar, imagino. Pero no me arriesgo a decir si será grata o ingrata para Pilar esta sorpresa. Suerte para Lérida!
Las historias, los nombres, los lugares reconocibles, barajados dejan una sensación extraña. Desde mi ventana veo volar dos urracas, esos pajarracos tan nocivos para nidos ajenos. Vuelan tranquilas, pensando que los suyos están a salvo. ¿Y si lo atacaran otras urracas? A veces, me gustaría escuchar las campanas desde mi casa. Parece que no, pero dicen muchas cosas. Te enteras, por ejemplo, de que las horas pasan, de que alguien muere. Sin ese sonido, mi sensación de que no me entero de nada de lo que pasa es aún mayor. Por otra parte, me ha encantado el relato, cargado de imágenes cotidianas, de una falsa seguridad en una rutina que está a punto de romperse. Me fascinan esos instantes que lo cambian todo, como si el tiempo quisiera concentrar en algún punto toda la acción.
Hola Raúl!! Mucho tiempo esperando un nuevo relato tuyo, pero a valido mucho la pena. Ya lo han dicho otros antes que yo, pero es que es verdad. Con tus micros haces que lo monstuoso y fantasmal parezca algo de lo mas cotidiano. Me encanta. Muchos besos!!
Una amiga me decía que generalmente en una infidelidad el hombre ponía la bragueta y la mujer el corazón...
Leyendo tu relato me parece que la estuviera viendo a ella contándome de sus dudas sin saber que su marido también la engañaba. Raúl la has clavado con este relato y como siempre, me encantó!!!!!
Ay,ay,que el panolis de Ricardo aún se puede sentir con mucha suerte.Las mujeres en la cocina pueden ser terribles.Tomates fritos verdes y ese relato del genial Roald Dahn que asesina a su marido con una pierna de cordero congelada.Luego viene la policía buscando el arma del delito y ella cocina esa suculenta pierna de cordero y se la ofrece a los polis.Ellos olvidando dicha búsqueda comen el suculento manjar y no paran de decir:exquisito,exquisito.Exquisito como este cuento.
La vida esta llena de sorpresas desde luego, mira por donde Ricardo va a poder seguir con Pilar sin sentir remordimientos. O puede que se sienta más culpable todavía por no haber podido retener a su mujer con el amor que por ella sentía...
El pasado finde utilicé internet en ese aparatico tan pequeño como es un móvil (yo aún no me he hecho a ello) y reí de buena gana al saberme protagonista de una de tus historias, con esa vuelta de tuerca tan tuya y, oye, me chifló.
Y llego a tu blog y me veo en brazos de otro, al otro en brazos de una tercera... ¡joer, menuda orgía!
Y, oye, que nada, que siento interrumpir a estas horas, pero esa Teresa que es la que mejor besa, besa a uno cuyo nombre no empieza con jota, por mucho que tú te empeñes... jijijijijiji...
Me ha encantado este detallito. Moltes gracies!!!
(Y ese pie encima del otro mientras su dueña cocina, lo voy a registrar, que mola mucho.)
Sonrisa doméstica, sí señor. Tal y como lo cuentas todo parece lógico y que no habrá problemas. Es el tono conseguido lo que hace que el relato se lea muy bien. En fin, felices los cuatro.
¡Qué desconcertante me resulta siempre este tipo de situación! Ese desdoblez interno que experimenta quien coquetea con "el/la otro/a" al tiempo que mantiene la rutina como si nada sucediera... Me descoloca porque comprendo que pueda suceder pero me inquieta porque evidencia la fragilidad de nuestras relaciones...
Blog abierto en 2006.
Autor de 3 libros de relatos: ELEFANTIASIS, LA SUAVE PIEL DE LA ANACONDA, y GLÓBULOS VERSOS y de 3 novelas: UN VIAJE SOLO PARA HOMBRES, ANTES. ENTONCES. NUNCA y POR MI GRAN CULPA, obra ganadora del XXIV Premio de Novela Negra Ciudad de Getafe 2020. Aficionado al cine, buscador de cosas,... En fin.
38 comentarios:
Qué bien te salen las historias de infidelidades. Cómo las normalizadas haciendo que resulten cotidianas y sin importancia.
La cara impasible que tiene la infidelidad.
Ella canturrea y cocina, pensando en otro, mientras él duda si debe seguir engañándola...
Me gusta como lo cuentas.
Le damos demasiada importancia al sexo. O quizá es que la tiene.
Qué facil resulta compartir un engaño mientras quedan ganas de cocinar para otro..
Ironias de la vida.
Eres un maestro contando historias
Saludos otoñales
Un micro marca de la casa, Don Raul, que brilla por la facilidad con que haces la transición del cazador al cazado; por cómo logras generar una actitud lectora muy cómplice, que acaba posicionándose por uno u otro de los personajes.
Labras -como pocos- el terreno del desamor, las infidelidades, y -puede que me repita- las soledades acompañadas.
Un abrazo admirado.
Nunca imaginamos que el otro es capaz de hacer aquello que nosotros hemos hecho y que nos hace sentir culpables. La culpabilidad es lo que tiene, no se ve, solo puede adivinarse.
¡Vaya sorpresa se va a llevar Ricardo! Bueno, también se la llevará Pilar, imagino. Pero no me arriesgo a decir si será grata o ingrata para Pilar esta sorpresa. Suerte para Lérida!
Una rutina tan hogareña y dos perfectos desconocidos. No podía durar mucho, ¿o si no fuera por Pilar, sí?
Un besito Raúl
Una delicia, como siempre.
Retazos de una vida, retratos de un instante que antecede al drama.
¡Y qué poco observadores ambos!
qué bueno que haya un después para ambos...
Las historias, los nombres, los lugares reconocibles, barajados dejan una sensación extraña.
Desde mi ventana veo volar dos urracas, esos pajarracos tan nocivos para nidos ajenos. Vuelan tranquilas, pensando que los suyos están a salvo. ¿Y si lo atacaran otras urracas?
A veces, me gustaría escuchar las campanas desde mi casa. Parece que no, pero dicen muchas cosas. Te enteras, por ejemplo, de que las horas pasan, de que alguien muere. Sin ese sonido, mi sensación de que no me entero de nada de lo que pasa es aún mayor.
Por otra parte, me ha encantado el relato, cargado de imágenes cotidianas, de una falsa seguridad en una rutina que está a punto de romperse.
Me fascinan esos instantes que lo cambian todo, como si el tiempo quisiera concentrar en algún punto toda la acción.
Y nosotros, erre que erre, jugando a la monotonía... (ejem), quise decir monogamia.
Saludos.
Hola Raúl!!
Mucho tiempo esperando un nuevo relato tuyo, pero a valido mucho la pena.
Ya lo han dicho otros antes que yo, pero es que es verdad. Con tus micros haces que lo monstuoso y fantasmal parezca algo de lo mas cotidiano.
Me encanta.
Muchos besos!!
María
Una amiga me decía que generalmente en una infidelidad el hombre ponía la bragueta y la mujer el corazón...
Leyendo tu relato me parece que la estuviera viendo a ella contándome de sus dudas sin saber que su marido también la engañaba.
Raúl la has clavado con este relato y como siempre, me encantó!!!!!
Sonrío
Por otra parte, el argumento del hombre es cantarle a su prospecto con cara de papel estrujado " Mi mujer ya no me comprente..."
Saludos!
Ay,ay,que el panolis de Ricardo aún se puede sentir con mucha suerte.Las mujeres en la cocina pueden ser terribles.Tomates fritos verdes y ese relato del genial Roald Dahn que asesina a su marido con una pierna de cordero congelada.Luego viene la policía buscando el arma del delito y ella cocina esa suculenta pierna de cordero y se la ofrece a los polis.Ellos olvidando dicha búsqueda comen el suculento manjar y no paran de decir:exquisito,exquisito.Exquisito como este cuento.
Abrazos
La vida esta llena de sorpresas desde luego, mira por donde Ricardo va a poder seguir con Pilar sin sentir remordimientos. O puede que se sienta más culpable todavía por no haber podido retener a su mujer con el amor que por ella sentía...
Besitos.
La infidelidad es cotidiana, el karma es cotidiano y nosotros, gran amigo, somos cotidianos en tu blog.
Excelente relato.
Una historia con final feliz.
Cuanto realismo, Raúl. Sobre todo en el final...
Besos
Lo mismo lo arreglan con una buena siesta.
Un abrazo
Precioso y triste relato, tan imprevisible en su conclusion como previsible en la vida real lo que le va a suceder al viejo Roberto.
Un saludo.
Una historia fuerte y veraz. Así pasa la vida. Saltando la liebre donde menos uno se lo espera.
Buen relato.
Un abrazo.
Es que hay sofritos que...
Ni palabras rebuscadas ni giros complicados. Para transmitir emociones no se necesita nada de aquello.
Bravo.
Donde las dan las toman, delicioso relato de temporada fresco y un poco amargo.
El ficticio consuelo de la simetría.
uno por el otro y la casa sin barrer... ¡que pena!, parecía que el ambiente indicaba felicidad, placidez y... así es la vida.
biquiños,
¡Mamma mía, qué descoloqueeeeeee!
El pasado finde utilicé internet en ese aparatico tan pequeño como es un móvil (yo aún no me he hecho a ello) y reí de buena gana al saberme protagonista de una de tus historias, con esa vuelta de tuerca tan tuya y, oye, me chifló.
Y llego a tu blog y me veo en brazos de otro, al otro en brazos de una tercera... ¡joer, menuda orgía!
Y, oye, que nada, que siento interrumpir a estas horas, pero esa Teresa que es la que mejor besa, besa a uno cuyo nombre no empieza con jota, por mucho que tú te empeñes... jijijijijiji...
Me ha encantado este detallito. Moltes gracies!!!
(Y ese pie encima del otro mientras su dueña cocina, lo voy a registrar, que mola mucho.)
Besosssssssssssssssssss, muaaaaaaaaaaaaaassssss!!!
Qué negligentes Jaime y Teresa...
Un relato tas pasmoso y frío como el corazón de sus personajes, negligentes personajes, repito.
Aplaudo la maestría de tus letras, Raúl, como siempre que te visito.
Sonrisa doméstica, sí señor. Tal y como lo cuentas todo parece lógico y que no habrá problemas. Es el tono conseguido lo que hace que el relato se lea muy bien. En fin, felices los cuatro.
un golpe seco, directo,sin rodeos de esos que cuesta reponerse.
Así son tus relatos, con esos finales tan de la vida misma.
Sabes que te sigo aunque he tenido problemas para dejar comentarios en tu ventana. Ahora creo solucionados.
Un abrazo
Tan rico el tomatito, todo tan hogareño y natural...y !zas!
Aunque hay vida después de la muerte...
Estupenda la comunicación entre esta pareja.Muy divertido el final. Se lo merece. Un saludo
Un tono tan normal, tan de andar por casa para ver que no es él sino ella la que tomará la decisión al final.
Besitos
Hacía un buen tiempo que no te leía, y vuelvo a encontrarte, tan en forma como siempre. Saludos y felicidades por ese segundo libro de piel sedosa.
¡Qué desconcertante me resulta siempre este tipo de situación! Ese desdoblez interno que experimenta quien coquetea con "el/la otro/a" al tiempo que mantiene la rutina como si nada sucediera...
Me descoloca porque comprendo que pueda suceder pero me inquieta porque evidencia la fragilidad de nuestras relaciones...
Uf...
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