jueves, 27 de enero de 2011

El río abre la boca

El loco se sube al pretil del puente. Parece un predicador ascendiendo a un púlpito muy alto.
El río se...
(A-Dioses invernales)

64 comentarios:

Mixha Zizek dijo...

Extrañaba tu blog, me gustó el relato.
A veces uno encuentra lo real en lo imaginado o viceversa. A veces buscamos la verdad en nuestra imaginación o en lo que sólo nosotros comprendemos.
Besos

Mevalerym dijo...

Entonces el predicador se tira, de todas maneras, de alguna manera.. Me gusto mucho, me he sentido así...como el rio, como el predicador, como el frío.-

Andrés Bastardo Grenouille dijo...

Exquisito relato, tan crudo como hermoso, tan lúgubre como fuerte.

La muerte siempre es un personaje encantador.

39escalones dijo...

Debió cambiar el puente por una estación de ferrocarril abandonada. Allí es donde empiezan los nuevos viajes.
Abrazos.

Lansky dijo...

Buenas metáforas, y en especial la de ses río goloso

Anónimo dijo...

¿No estarás hablando de una despedida?
Que tu personaje sea un suicida espero que no esté apuntando un adiós. Viva la ficción, viva tu fantástica ficción.

pd: ya se echaban en falta tus relatos.

María

^MinervA^ dijo...

Y no será que este loco está terriblemente cuerdo??

Anónimo dijo...

Se agradece tu vuelta. Leer El alma Difusa es un placer.
Un beso

antonio dijo...

Como siempre Raúl.........
Gracias por la visita.
¿Como van esas giras promocionales?.
Saludos.

Araceli Esteves dijo...

La imagen del predicador sermoneando en latín a peces inexistentes es brutal.

cachos de vida dijo...

Excelebte ralato. Con agridulces matices, de esos que te obligan a relerlo y seguir pensando después.
Un saludo.

Isabel Pérez del Pulgar dijo...

....y voló.....

Un abrazo Raúl

Naia Marlo dijo...

Intenso relato del preludio a un convencido adiós. La descripción de todos los elementos es sutil, dejándote con las ganas de volver a leerlo, para profundizar más.

Un abrazo grandote,

Naia

roberto dijo...

Para empezar el año con optimismo, claro que sí.

Uno dijo...

Qué poder tienen las palabras. Un "adiós" y mira la que se arma. Qué bien puestas las de tu relato.

campoazul dijo...

¿Y el llamado loco estaba loco? Mira que hoy en día se confunden con los cuerdos...

Besitos.

Annie dijo...

Hay adioses que no se superan y obligan a tomar decisiones desesperadas.

Este preludio de suicidio es el más bello que he leído en mi vida.
Como dicen aquí: Eres el p... Amo de las palabras!!!!!!!!!!

Besos mágicos
Sonrío

EL QUINTO FORAJIDO dijo...

Mucho tiempo en barbecho llevaba tu blog, aunque no soy yo el más indicado para hablar, espero que el loco supiera nadar por si se arrepiente mientras cae.

Un abrazo.

Unknown dijo...

Acojonante...
Un abrazo querido Raúl.

Dol dijo...

Jo, qué bien escrito.
Entran ganas de ponerse ahí a escuchar al loco .
Un loco con estilo es mejor que cualquier noticiero.
Te echaba de menos y espero que no sea para tanto lo del principio de año .
Ya sabes d´nde estoy , pa cualquier cibercosa, sabes que te aprecio mucho, talento aparte.
Un abrazo.

ÁFRICA dijo...

Te echaba de menos Raúl…………………..
Un beso lleno de hojarascas.

Amelia Díaz dijo...

Bueno, Raul, aquí me tienes de nuevo, enganchada a tus relatos.
Describes de una manera que nos transportas al lugar, al tiempo, al frío, al "adios"...

Eres magnífico.
Lo saboreé, sí, claro.

Besos desde mi/tu Mar Eterno.

Isabel Barceló Chico dijo...

Hermoso texto, querido raúl. Aunque no sé, quizá ese predicador que habla a los peces en latín, no sea un loco. Besos.

Carme Carles dijo...

Hay días extraños en los que el río de la vida se convierte en lo contrario. Pobre loco que no tuvo ni los peces de cortejo.
Salut

Anónimo dijo...

Saber aceptar algunas despedidas, no es nada fácil si no se está loco de atar...

¡Me encanta tu reaparición! Ya me he terminado Elefantiasis y he flipado. En realidad, todos tenemos capítulos elefantiásicos en la vida. Lo difícil es dotarlos de estética, como haces tú.

Un besazo,

matrioska_verde dijo...

¿Suicidio o alivio? ¿Loco o demasiado cuerdo para este mundo?
Ríos, acantilados, terraplenes… no sólo cantan las sirenas para atraer a los marineros.
Biquiños,

Pablo Copola dijo...

Hasta Pronto es un buen A-Dios.

pepa mas gisbert dijo...

El efecto pavlov de la palabra adios es poderosísimo.

Marcos Callau dijo...

¡Qué bueno, Raúl!. Me ha gustado mucho este relato. Hay adioses efectivamente que son definitivos y lapidarios. Éste parece uno de ellos, al menos lo fue para el loco del puente... Un abrazo, amigo.

Anónimo dijo...

Hola, ola de mar...
Quizá no se tire ni se lo trague el río. Igual sigue predicando hasta que existan oídos que sepan escucharle.
Un beso, del Aire

Alex B dijo...

Si eso es locura, debemos de estar todos un poco locos.
Muy bueno.
te echaba de menos.
un beso

Siona dijo...

¿se comió el rio al loco? A los paseantes se los comió el miedo o sus respectivas cotidianidades. Me gustó!

Beatriz dijo...

¡Qué fuerza poderosa encierra la palabra "adiós"!

Hermosas como siempre tus palabras.
Motivan a leerte y meditar sobre la conducta humana.
Un abrazo cercano, aún desde esta distancia.

senses and nonsenses dijo...

los locos siempre decimos la verdad.

pero el río ahora tiene que estar muy frío, mejor en primavera...

un abrazo.

pd. me encanta este banner. ...qué bonita The Station Agent!!!

awacat.es dijo...

Por la boca muere el río y si está frío ni te cuento.

Parece que no he sido la única que ha tardado en volver, volverr, voollverrr..

Un beso.

Me gusta que te hayas cambiado las chanclas, eso sí que daba frío :)

s a n d r a dijo...

Como amiga te diría que no quiero verte así, pero en ocasiones aparece una voz en mi conciencia que te espetaría: sufre, sufre más todavía!!!
Es uno de mis otros "yo" que admira con devoción tus letras, no me lo tengas en cuenta.

Con todo mi cariño, tu sabes.

B e s e t s

ANRO dijo...

Envidio una enormidad a los escribidores que saben decir tanto con palabras tan precisas y obviamente hermosas.
(Ojo, esta envidia suele ser construtiva)
Un abrazote.

J. G. dijo...

me gustó como a Lansky, bien expuesto

Miguel Baquero dijo...

Perfecto relato, como tantas veces. Me encantó ese trasfondo de cómo la naturaleza, al fin y al cabo, no es más que la visión del hombre sobre ella.

Josep Lloret Bosch dijo...

El loco abre los brazos y las aguas del río se separan mostrando el cauce seco, rocoso.

¿Porqué todos piensan que va a tirarse?

Zayi Hernández dijo...

Me gusta ese alivio del final que dejas tras el desespero de un principio...parece que dijera: "No todo es tan malo"...
Un besito, Raúl.

Miguel dijo...

Poderoso relato. Como el río. Atroz y voraz. El río es una corriente de pensamientos más que de agua, si te fijas bien; y allí pueden acabar las personas que de tanto pensar han perdido la cordura.

Un abrazo.

Juanjo Montoliu dijo...

La vida consiste en estar siempre al borde del sacrificio. Resulta algo paradójico que sólo los locos lo sepan y recen sus oraciones.

FJavier dijo...

Tu esperada narración, Raúl, parece llevarnos por un psicodrama donde el invierno traduce una confluencia de acontecimientos igualmente desapacibles. Que la locura se acomode finalmente en un adiós, como el frío a la calidez del abrigo, es un gesto que sólo se justifica desde el más desapacible invierno intelectivo. En la estética del puente se presiente su ineludible final y en el río acaso su irremediable olvido.

En la primavera, sólo un insignificante recuerdo irreal.

Un afectuoso saludo.

LaCuarent dijo...

..Y voló convirtiendo la locura en cordura y a los locos en los únicos cuerdos.
Como siempre un placer
Saludos

Javier Puche dijo...

Un río hambriento de hombres. Aplaudo la idea.

YoSusan dijo...

No se Raúl,no se.
Curioso relato. Siempre me gusta leerte.

Un abrazo

Merche Gallart dijo...

Bienvenido de nuevo Raul, yo pienso lo mismo demasiado tiempo pasó desde tu último relato. Ya te echaba de menos... fantástico relato como siempre,además, me gusta poder continuar la historia en mi imaginación...

Belén dijo...

Hay llamadas y adioses que mejor no sentir nunca, porque tu río se queda helado...

besicos

Anónimo dijo...

Algo más simbólico que tus anteriores relatos, pero con la misma fuerza y crueldad poética de siempre.
Un saludo.


JC

iliamehoy dijo...

Es prácticamente imposible sustraerse al embrujo de un río con hambre, sobre todo si el espíritu enmudece y la mente decide aniquilarse.
Una sonrisa

J.M. Ojeda dijo...

¡Hola Raul!
Un Loco sin duda, en su ultimo
¡Adiós...!
Desconsolado adiós.
Bonito relato.

Saludos de J.M. Ojeda

Maria Coca dijo...

Me encanta y me emociona esa forma que tienes de narrar. Esa imagen del río que abre la boca es impactante.

Felicidades, Raúl. Nunca defraudas.

Besoss

Maite dijo...

Los últimos párrafos son un micro en sí mismos "El río abre la boca. Juraría que incluso se ha relamido" "El loco cierra los ojos y abre los brazos" Buen texto

Belén dijo...

Eres único para presentar la tragedia como algo fantástico... siempre me la metes doblada :)

Besicos

Anónimo dijo...

Lo triste es que conocí a un loco igual que este.

Bienvenido.
Un beso

Antonio de Castro Cortizas dijo...

Escalofriante pesadilla invernal.
Yo tambien creo que el loco no lo es tanto, o que ha percibido la realidad con una claridad cegadora que lo ha empujado hacia ese rio hambriento.
Un saludo.

Ro dijo...

Nunca se puede morir dos veces en el mismo río. Pero el ritual en latín ante los escamados e inexistentes feligreses convierte en tridimensional la escena.
Hay algo más que muestra el conjuro para trascender y que no todo acabe entre las fauces.

sebas dijo...

Hermosa palabra, adiós, puede causar alegría y tristeza a la vez, y en algunos casos, locura. Que buen escrito, Raúl, sobresalió el tono poético. Un saludo grande desde el otro continente.

Mayte Llera (Dalianegra) dijo...

Un relato que invita a la reflexión, querido Raúl. A veces, la vida en su locura, hace que el cuerdo parezca loco y quiera deshacerse de ella, de la vida misma. Un besito y feliz semana, mi niño.

MTeresa dijo...

Un relato estremecedor
y de metáfora impactante,
me ha gustado el vocabulario
y la construcción,
es buena literatura

César dijo...

Resulta que hay un error en tu narración. No son los locos los que hacen el angel desde los puentes, sino los cuerdos desesperados. Sólo los cuerdos desesperados saben ver las fauces del río. Y suele ocurrir que si esperan a que pase el nubarrón que amenaza con descargar, finalmente sale el sol y el río cierra su boca recogiendo los tímidos rayos.
Digo, yo,no sé..

arcademonio dijo...

...ese río mordaz...como tus relatos...esos que engullen...infinitos besos de bolsillo...

Irreverens dijo...

Lo leí en su día y no supe qué comentar. Demasiadas imágenes mentales me provoca este relato y eso me impide decir algo con sentido.

Pero me ha encantado, eh. Como ya es habitual.
:)