jueves, 10 de febrero de 2011

El ruído y el frío

El árbol que hay a la entrada de casa no para de soplar sus hojas al viento. El muy tonto. Si sigue así no tardará en quedarse sin nada con lo que cubrirse.
Si yo fuese él, me...

58 comentarios:

Amelia Díaz dijo...

Mucho frío, sí. Seguro que hacía mucho frío en esa casa. Lo mejor es eso, hacerse caracola.

Qué bien lo cuentas, Raul. Qué rebien.

Un beso!

Anónimo dijo...

No se si es más triste aún al contarlo de ese modo tan habitual en ti, aparentemente desprovisto de emoción, y sin embargo...
Un beso, del Aire

39escalones dijo...

Uf, duro, duro. El crío buscando por la ventana un paisaje mejor que el que tiene dentro de casa. Vale una ventana hacia un árbol, o vale una pantalla de cine.
Abrazos.

Anónimo dijo...

Ni el filtro de la mirada de unniño, salva la amargura que destila tu relato.
¡¡Fantástico!!

María.

Anónimo dijo...

El niño, de seguir así, perderá las hojas antes de tiempo.
Triste realidad.
Un beso

Unknown dijo...

Me has dejado helada, genialmente congelada con este post.
Besos,

pepa mas gisbert dijo...

Hay que prestar atención a las pequeñas y fascinantes cosas para ser atrapados por la fantasía y que no nos derrumben las miserias de la realidad. Pero cuesta tanto....

Anónimo dijo...

A veces es una suerte que las preocupaciones infantiles sean tan diferentes a las de los adultos. Creo que la naturaleza, que es sabia, les ha dotado de esa medida de protección.

Escuece muchísimo esta tontería absurda de los árboles.

Lansky dijo...

Me has dejado tiritando

Marcos Callau dijo...

Es escalofriante, no solo por esa visión del árbol. Me ha gustado mucho el sentido poético que destaca también 39escalones. Abrazos Raúl.

Uno dijo...

Qué sabia la Naturaleza que pone en marcha mecanismos de defensa. Que tremendo y estupendo relato.

FJavier dijo...

Con la destreza de un psicoanalista, Raul, evidencias tu capacidad para esculpir en el material que constituye la naturaleza humana. Pues, más allá de esta serena historia sobre cómo una mirada infantil escapa del frío ruido de la realidad, adivino en ella un hábil artificio con el que poder llegar hasta la esencia misma del lector, acaso para grabar indeleble en su memoria la imagen de un árbol hecho caracola.

El muy tonto.

iliamehoy dijo...

La tragedia sucede dentro aún cuando el frío parece seguir fuera; instinto de supervivencia que grita tonto, para no escuhcar el ruido que amenaza con aniquilar cualquier intento de convivencia.
Genial.

roberto dijo...

Me encanta la voz del niño narrador, muy lograda.

s a n d r a dijo...

Es precioso Raul, precioso

matrioska_verde dijo...

Estupendo relato. Al ser el narrador un niño pequeño se agudizan todos los sentimientos que provoca la historia: rechazo, temor, desprotección, tristeza, soledad.
Genial. Muy real.
Biquiños,

Bichopilotero dijo...

UF! he tenido hasta un escalofrío.
Me encanta como lo cuentas y hasta se me ocurre la imagen de la puesta en escena.
Un beset molt fort,

leo dijo...

Qué bien lo cuentas, Raúl. Qué triste...

senses and nonsenses dijo...

el niño se ha enroscado en sí mismo y se ha convertido en una caracola.

un abrazo.

Isabel Pérez del Pulgar dijo...

..ovillarse...eroscarse...convertirse en una caracola....si ves en algún sitio el juego, el movimiento, el deseo de convertirse en caracola...la imagen; no dudes que tú la has inspirado..

Un abrazo

Araceli Esteves dijo...

Lo único que puede hacer el pobre es seguir mirando hacia afuera.

campoazul dijo...

Lo peor de todo es que hay demasiados arboles tontos, y demasiados niños haciendo la caracola. Una penita de vidas.

Besitos.

Alex B dijo...

¡qué desolación!

Tan bien narrada....
Un beso.

Zayi Hernández dijo...

No hace mucho presencié una de esas demostraciones...pero no había árbol...en mi vida me he sentido más impotente que en ese momento, en mi vida he sentido más miedo que en ese momento...será que quien lo sufre es consciente del pánico que puede sentir el que lo ve desde afuera???...ha sido una de las cosas más horribles que he visto en la vida...y lo peor, siguen juntos y como si no hubiese pasado nada.
Un besito.

awacat.es dijo...

Un día tuve la suerte de contestarte a una pregunta sobre qué relato de Elefantiasis me había gustado más..Hoy añado el 51.

Sin palabras, Raúl

Un abrazo!!

Miguel dijo...

Excelente prosa y maravilloso estilo, paisano. Me gusta tu forma de narrar las cosas de esta vida. A veces, como esta vez, te noto algo frío, pero esto es bueno. Uno debe saber mantenerse a la distancia justa de los aconteceres. Ser un poco demiúrgico. La escena es patética. Y el viento, que lleva las penas de ahí a allá, es el único que puede mitigar esos pesares...

Un abrazo.

LaCuarent dijo...

Y si lo ve temblar, será de frío o de miedo...

Como siempre un placer saborear tus relatos
Un beso

Anónimo dijo...

La inocencia siempre busca su mecanismo de defensa ante lo cotidiano.

Un saludo

YoSusan dijo...

Raúl que buen relato, desde el primer párrafo se lee la voz y el pensamiento de un niño.Lo he leído unas cinco veces disfrutando como lo conduces, me parece excelente.

Demasiados niños haciendo caracolas para escapar del ruido y el frío del miedo.

Un abrazo

Dol dijo...

Raúl , nunca bajas el listón.
Sencillamente genial.
Y me encanta el banner, esa peli me hizo pensar mucho.
Besos

Tesa dijo...

Con sólo concentrarse un poco, sería fácil apreciar el frío a este otro lado de los cristales.
Alguien dijo que sólo el hombre sano es incapaz de maltratar y que quien tiene más probabilidades de hacerlo serán quienes fueron maltratados.

Juanjo Montoliu dijo...

Así empieza uno a protegerse del frío que vendrá.

MTeresa dijo...

Estremecdor
cuántos niños estarán sufriendo
esa triste realidad
y se evadirán
viendo caer hojas de los árboles;
has captado la esencia,
muy bueno

Josep Lloret Bosch dijo...

Renegando entre lágrimas....

Como siempre, apuntas mucho más de lo que dices, Raúl, estupendo y guadianesco escritor.

Un abrazo.

Oscilaciones dijo...

COMO SIEMPRE,
Saludos Raúl.

Abracadabra dijo...

Igual de bueno que el primer día de nuestra visita.
Saludos

arcademonio dijo...

...hasta puedo sentirlo...infinitos besos de bolsillo...

Anónimo dijo...

Está claro que tú eres de los que saben insultar...pero con delicadeza. Una capacidad de decir cosas graves, la tuya, como quien no quiere la cosa.

JC

Miguel Baquero dijo...

Me ha gustado la manera de meterse en la mente de ese niño y pensar que el llanto de su madre es muy molesto y justifica, cómo no, que su padre se vaya de la casa dando un portazo. Toda una radiografía de la mente infantil pervertida por las circunstancias

Anónimo dijo...

Francamente bueno. Hay días, como hoy que me emocionas de verdad.

Carme dijo...

Hasta aquí llega el susurro de las hojas del árbol que cuentan vete tu a saber qué y sin embargo aguzo el oído para ver si lo oigo. Lo tengo difícil, los gritos me impiden escuchar.
Espléndido
Salut

J.M. Ojeda dijo...

¡Hola Raul!
Un relato, tan de nuestro tiempo que nos da para pensar, para sentir impotencia, lastima, aun hoy seguimos sin saber ¿Que pasa...?
¿Por que, lo que fue unión querida termina en desunión?
Y lo peor en catástrofe humana.
¿Realmente somos, como nos vemos...?
Una pregunta, un poco irónica y con carga de culpa.

Saludos de J.M. Ojeda.
P.D. Me gusto mucho su relato, sobre todo por la cruenta carga social.(En el buen sentido de la palabra)
Gracias por mandarme la viñeta de Caloi.
Estuve a punto de ponerla, pero no se que hubiese pensado el autor.
Gracias de todas formas.
Normalmente suelo aprovechar mis dibujos y bocetos para acompañar mis textos.
Salud.

Siona dijo...

Bueno Raul, una vez ya te escribí sobre este post...no me acuerdo bién el que...estremecedor...y bién escrito...dentro de la mente del niño...saludos!

Maria Coca dijo...

La mirada de un niño que lo dice todo sin decir nada. Un relato con fuerza, con ímpetu y con mucha crítica.

Me encanta, Raúl.

Besoss

María Biloba dijo...

Vaya, no esperaba un núcleo tan duro y REALISTA; me ha quitado la sonrisa de sopetón.

La sorpresa es siempre algo que no debe faltar en los relatos. Ni el enganche a cada palabra, seguida de otra palabra, que acabe en un punto con final o sin final.
Ese niño desarrollará una imaginación infinita. Ojalá se centre en las pequeñas cosas-grandiosas-también de mayor.

Gracias por mostrar al mundo tu creación.

Manu Espada dijo...

Con lo difícil que es usar la voz de un niño tú lo haces estupendamente, compañero. Un abrazo.

Unknown dijo...

Gracias por pasarte por mi blog y descubrirme así este rincón literario. Te seguiré.

Saludos,

Noelia
http://njimenez79.blogspot.com

Alicia Zapata dijo...

A veces, a todos nos gustaría hacernos caracolas D:

sebas dijo...

Hola, Raúl. Otra inspiración por la realidad. El contraste del pasible árbol con las lagrimas de esa madre, pueden crear calma y paz. Un saludo desde el otro continente.

Douther dijo...

Gracias por darme un minuto en el cual disfrutar de textos como los que tú publicas. No hay otra forma de ver las cosas para aquel niño que buscando distraer inconscientemente su mente de la tétrica situación de su casa, que construyendo una explicación ante un objeto natural que no se moverá, sólo sus ramas se agitarán con la fuerza del viento, tal como el niño, que finalmente acaba a la deriva.

Salu2!

MTeresa dijo...

Vuelvo a leerte
y a desearte un buen fin de semana

Єѕтnoм dijo...

Desgarrador como la vida misma.
Intentaré hacerme una caracola.
Un beso.

ÁFRICA dijo...

Hola Rául. Hoy hace frió y el viento rompe las hojas de la hiedra, vi a tú mujer tirada en el suelo llorando ,tapándose sus oídos para no volver a escuchar esos reproches, tapándose la cara para no ver esa realidad, como el niño que se ha quedado paralizado y no va levantar a su madre del suelo.
Un beso.

AdR dijo...

Es magnífico comprobar cómo dotas de personalidad al árbol mientras todo sucede a su alrededor.

Abrazos

Aina Rotger Vives dijo...

Me ha gustado cómo desarrollas el relato, cómo inviertes los motivos e infieres las causas y la interpretación del innocente buscando respuestas que justifiquen la sinrazón, aunque he de decir que me deja un sabor amargo porque odio leer sobre estos hechos, siempre resulta frívolo.

Irreverens dijo...

Uuufff.

Pablo Copola dijo...

Suena amargamente real. Por suerte o por desgracia, también pueden encontrarse mínimos trazos de poesía extraviados en el silente caos de estas realidades. Tú eres experto en encontrarlos. Saludos Raúl

Kerícolo dijo...

Siempre con un toque especial a la hora de describirlo todo....ya se que no vengo con mucha frecuencia...pero cuando vengo no dejo de maravillarme de lo bien que escribes...una escena tan dura como la que describes me deja maravillada por lo bien que lo cuentas...eres único escribiendo, de verdad. Un saludo