El árbol que hay a la entrada de casa no para de soplar sus hojas al viento. El muy tonto. Si sigue así no tardará en quedarse sin nada con lo que cubrirse.
Uf, duro, duro. El crío buscando por la ventana un paisaje mejor que el que tiene dentro de casa. Vale una ventana hacia un árbol, o vale una pantalla de cine. Abrazos.
Hay que prestar atención a las pequeñas y fascinantes cosas para ser atrapados por la fantasía y que no nos derrumben las miserias de la realidad. Pero cuesta tanto....
A veces es una suerte que las preocupaciones infantiles sean tan diferentes a las de los adultos. Creo que la naturaleza, que es sabia, les ha dotado de esa medida de protección.
Escuece muchísimo esta tontería absurda de los árboles.
Con la destreza de un psicoanalista, Raul, evidencias tu capacidad para esculpir en el material que constituye la naturaleza humana. Pues, más allá de esta serena historia sobre cómo una mirada infantil escapa del frío ruido de la realidad, adivino en ella un hábil artificio con el que poder llegar hasta la esencia misma del lector, acaso para grabar indeleble en su memoria la imagen de un árbol hecho caracola.
La tragedia sucede dentro aún cuando el frío parece seguir fuera; instinto de supervivencia que grita tonto, para no escuhcar el ruido que amenaza con aniquilar cualquier intento de convivencia. Genial.
Estupendo relato. Al ser el narrador un niño pequeño se agudizan todos los sentimientos que provoca la historia: rechazo, temor, desprotección, tristeza, soledad. Genial. Muy real. Biquiños,
..ovillarse...eroscarse...convertirse en una caracola....si ves en algún sitio el juego, el movimiento, el deseo de convertirse en caracola...la imagen; no dudes que tú la has inspirado..
No hace mucho presencié una de esas demostraciones...pero no había árbol...en mi vida me he sentido más impotente que en ese momento, en mi vida he sentido más miedo que en ese momento...será que quien lo sufre es consciente del pánico que puede sentir el que lo ve desde afuera???...ha sido una de las cosas más horribles que he visto en la vida...y lo peor, siguen juntos y como si no hubiese pasado nada. Un besito.
Excelente prosa y maravilloso estilo, paisano. Me gusta tu forma de narrar las cosas de esta vida. A veces, como esta vez, te noto algo frío, pero esto es bueno. Uno debe saber mantenerse a la distancia justa de los aconteceres. Ser un poco demiúrgico. La escena es patética. Y el viento, que lleva las penas de ahí a allá, es el único que puede mitigar esos pesares...
Raúl que buen relato, desde el primer párrafo se lee la voz y el pensamiento de un niño.Lo he leído unas cinco veces disfrutando como lo conduces, me parece excelente.
Demasiados niños haciendo caracolas para escapar del ruido y el frío del miedo.
Con sólo concentrarse un poco, sería fácil apreciar el frío a este otro lado de los cristales. Alguien dijo que sólo el hombre sano es incapaz de maltratar y que quien tiene más probabilidades de hacerlo serán quienes fueron maltratados.
Me ha gustado la manera de meterse en la mente de ese niño y pensar que el llanto de su madre es muy molesto y justifica, cómo no, que su padre se vaya de la casa dando un portazo. Toda una radiografía de la mente infantil pervertida por las circunstancias
Hasta aquí llega el susurro de las hojas del árbol que cuentan vete tu a saber qué y sin embargo aguzo el oído para ver si lo oigo. Lo tengo difícil, los gritos me impiden escuchar. Espléndido Salut
¡Hola Raul! Un relato, tan de nuestro tiempo que nos da para pensar, para sentir impotencia, lastima, aun hoy seguimos sin saber ¿Que pasa...? ¿Por que, lo que fue unión querida termina en desunión? Y lo peor en catástrofe humana. ¿Realmente somos, como nos vemos...? Una pregunta, un poco irónica y con carga de culpa.
Saludos de J.M. Ojeda. P.D. Me gusto mucho su relato, sobre todo por la cruenta carga social.(En el buen sentido de la palabra) Gracias por mandarme la viñeta de Caloi. Estuve a punto de ponerla, pero no se que hubiese pensado el autor. Gracias de todas formas. Normalmente suelo aprovechar mis dibujos y bocetos para acompañar mis textos. Salud.
Vaya, no esperaba un núcleo tan duro y REALISTA; me ha quitado la sonrisa de sopetón.
La sorpresa es siempre algo que no debe faltar en los relatos. Ni el enganche a cada palabra, seguida de otra palabra, que acabe en un punto con final o sin final. Ese niño desarrollará una imaginación infinita. Ojalá se centre en las pequeñas cosas-grandiosas-también de mayor.
Hola, Raúl. Otra inspiración por la realidad. El contraste del pasible árbol con las lagrimas de esa madre, pueden crear calma y paz. Un saludo desde el otro continente.
Gracias por darme un minuto en el cual disfrutar de textos como los que tú publicas. No hay otra forma de ver las cosas para aquel niño que buscando distraer inconscientemente su mente de la tétrica situación de su casa, que construyendo una explicación ante un objeto natural que no se moverá, sólo sus ramas se agitarán con la fuerza del viento, tal como el niño, que finalmente acaba a la deriva.
Hola Rául. Hoy hace frió y el viento rompe las hojas de la hiedra, vi a tú mujer tirada en el suelo llorando ,tapándose sus oídos para no volver a escuchar esos reproches, tapándose la cara para no ver esa realidad, como el niño que se ha quedado paralizado y no va levantar a su madre del suelo. Un beso.
Me ha gustado cómo desarrollas el relato, cómo inviertes los motivos e infieres las causas y la interpretación del innocente buscando respuestas que justifiquen la sinrazón, aunque he de decir que me deja un sabor amargo porque odio leer sobre estos hechos, siempre resulta frívolo.
Suena amargamente real. Por suerte o por desgracia, también pueden encontrarse mínimos trazos de poesía extraviados en el silente caos de estas realidades. Tú eres experto en encontrarlos. Saludos Raúl
Siempre con un toque especial a la hora de describirlo todo....ya se que no vengo con mucha frecuencia...pero cuando vengo no dejo de maravillarme de lo bien que escribes...una escena tan dura como la que describes me deja maravillada por lo bien que lo cuentas...eres único escribiendo, de verdad. Un saludo
Blog abierto en 2006.
Autor de 3 libros de relatos: ELEFANTIASIS, LA SUAVE PIEL DE LA ANACONDA, y GLÓBULOS VERSOS y de 3 novelas: UN VIAJE SOLO PARA HOMBRES, ANTES. ENTONCES. NUNCA y POR MI GRAN CULPA, obra ganadora del XXIV Premio de Novela Negra Ciudad de Getafe 2020. Aficionado al cine, buscador de cosas,... En fin.
58 comentarios:
Mucho frío, sí. Seguro que hacía mucho frío en esa casa. Lo mejor es eso, hacerse caracola.
Qué bien lo cuentas, Raul. Qué rebien.
Un beso!
No se si es más triste aún al contarlo de ese modo tan habitual en ti, aparentemente desprovisto de emoción, y sin embargo...
Un beso, del Aire
Uf, duro, duro. El crío buscando por la ventana un paisaje mejor que el que tiene dentro de casa. Vale una ventana hacia un árbol, o vale una pantalla de cine.
Abrazos.
Ni el filtro de la mirada de unniño, salva la amargura que destila tu relato.
¡¡Fantástico!!
María.
El niño, de seguir así, perderá las hojas antes de tiempo.
Triste realidad.
Un beso
Me has dejado helada, genialmente congelada con este post.
Besos,
Hay que prestar atención a las pequeñas y fascinantes cosas para ser atrapados por la fantasía y que no nos derrumben las miserias de la realidad. Pero cuesta tanto....
A veces es una suerte que las preocupaciones infantiles sean tan diferentes a las de los adultos. Creo que la naturaleza, que es sabia, les ha dotado de esa medida de protección.
Escuece muchísimo esta tontería absurda de los árboles.
Me has dejado tiritando
Es escalofriante, no solo por esa visión del árbol. Me ha gustado mucho el sentido poético que destaca también 39escalones. Abrazos Raúl.
Qué sabia la Naturaleza que pone en marcha mecanismos de defensa. Que tremendo y estupendo relato.
Con la destreza de un psicoanalista, Raul, evidencias tu capacidad para esculpir en el material que constituye la naturaleza humana. Pues, más allá de esta serena historia sobre cómo una mirada infantil escapa del frío ruido de la realidad, adivino en ella un hábil artificio con el que poder llegar hasta la esencia misma del lector, acaso para grabar indeleble en su memoria la imagen de un árbol hecho caracola.
El muy tonto.
La tragedia sucede dentro aún cuando el frío parece seguir fuera; instinto de supervivencia que grita tonto, para no escuhcar el ruido que amenaza con aniquilar cualquier intento de convivencia.
Genial.
Me encanta la voz del niño narrador, muy lograda.
Es precioso Raul, precioso
Estupendo relato. Al ser el narrador un niño pequeño se agudizan todos los sentimientos que provoca la historia: rechazo, temor, desprotección, tristeza, soledad.
Genial. Muy real.
Biquiños,
UF! he tenido hasta un escalofrío.
Me encanta como lo cuentas y hasta se me ocurre la imagen de la puesta en escena.
Un beset molt fort,
Qué bien lo cuentas, Raúl. Qué triste...
el niño se ha enroscado en sí mismo y se ha convertido en una caracola.
un abrazo.
..ovillarse...eroscarse...convertirse en una caracola....si ves en algún sitio el juego, el movimiento, el deseo de convertirse en caracola...la imagen; no dudes que tú la has inspirado..
Un abrazo
Lo único que puede hacer el pobre es seguir mirando hacia afuera.
Lo peor de todo es que hay demasiados arboles tontos, y demasiados niños haciendo la caracola. Una penita de vidas.
Besitos.
¡qué desolación!
Tan bien narrada....
Un beso.
No hace mucho presencié una de esas demostraciones...pero no había árbol...en mi vida me he sentido más impotente que en ese momento, en mi vida he sentido más miedo que en ese momento...será que quien lo sufre es consciente del pánico que puede sentir el que lo ve desde afuera???...ha sido una de las cosas más horribles que he visto en la vida...y lo peor, siguen juntos y como si no hubiese pasado nada.
Un besito.
Un día tuve la suerte de contestarte a una pregunta sobre qué relato de Elefantiasis me había gustado más..Hoy añado el 51.
Sin palabras, Raúl
Un abrazo!!
Excelente prosa y maravilloso estilo, paisano. Me gusta tu forma de narrar las cosas de esta vida. A veces, como esta vez, te noto algo frío, pero esto es bueno. Uno debe saber mantenerse a la distancia justa de los aconteceres. Ser un poco demiúrgico. La escena es patética. Y el viento, que lleva las penas de ahí a allá, es el único que puede mitigar esos pesares...
Un abrazo.
Y si lo ve temblar, será de frío o de miedo...
Como siempre un placer saborear tus relatos
Un beso
La inocencia siempre busca su mecanismo de defensa ante lo cotidiano.
Un saludo
Raúl que buen relato, desde el primer párrafo se lee la voz y el pensamiento de un niño.Lo he leído unas cinco veces disfrutando como lo conduces, me parece excelente.
Demasiados niños haciendo caracolas para escapar del ruido y el frío del miedo.
Un abrazo
Raúl , nunca bajas el listón.
Sencillamente genial.
Y me encanta el banner, esa peli me hizo pensar mucho.
Besos
Con sólo concentrarse un poco, sería fácil apreciar el frío a este otro lado de los cristales.
Alguien dijo que sólo el hombre sano es incapaz de maltratar y que quien tiene más probabilidades de hacerlo serán quienes fueron maltratados.
Así empieza uno a protegerse del frío que vendrá.
Estremecdor
cuántos niños estarán sufriendo
esa triste realidad
y se evadirán
viendo caer hojas de los árboles;
has captado la esencia,
muy bueno
Renegando entre lágrimas....
Como siempre, apuntas mucho más de lo que dices, Raúl, estupendo y guadianesco escritor.
Un abrazo.
COMO SIEMPRE,
Saludos Raúl.
Igual de bueno que el primer día de nuestra visita.
Saludos
...hasta puedo sentirlo...infinitos besos de bolsillo...
Está claro que tú eres de los que saben insultar...pero con delicadeza. Una capacidad de decir cosas graves, la tuya, como quien no quiere la cosa.
JC
Me ha gustado la manera de meterse en la mente de ese niño y pensar que el llanto de su madre es muy molesto y justifica, cómo no, que su padre se vaya de la casa dando un portazo. Toda una radiografía de la mente infantil pervertida por las circunstancias
Francamente bueno. Hay días, como hoy que me emocionas de verdad.
Hasta aquí llega el susurro de las hojas del árbol que cuentan vete tu a saber qué y sin embargo aguzo el oído para ver si lo oigo. Lo tengo difícil, los gritos me impiden escuchar.
Espléndido
Salut
¡Hola Raul!
Un relato, tan de nuestro tiempo que nos da para pensar, para sentir impotencia, lastima, aun hoy seguimos sin saber ¿Que pasa...?
¿Por que, lo que fue unión querida termina en desunión?
Y lo peor en catástrofe humana.
¿Realmente somos, como nos vemos...?
Una pregunta, un poco irónica y con carga de culpa.
Saludos de J.M. Ojeda.
P.D. Me gusto mucho su relato, sobre todo por la cruenta carga social.(En el buen sentido de la palabra)
Gracias por mandarme la viñeta de Caloi.
Estuve a punto de ponerla, pero no se que hubiese pensado el autor.
Gracias de todas formas.
Normalmente suelo aprovechar mis dibujos y bocetos para acompañar mis textos.
Salud.
Bueno Raul, una vez ya te escribí sobre este post...no me acuerdo bién el que...estremecedor...y bién escrito...dentro de la mente del niño...saludos!
La mirada de un niño que lo dice todo sin decir nada. Un relato con fuerza, con ímpetu y con mucha crítica.
Me encanta, Raúl.
Besoss
Vaya, no esperaba un núcleo tan duro y REALISTA; me ha quitado la sonrisa de sopetón.
La sorpresa es siempre algo que no debe faltar en los relatos. Ni el enganche a cada palabra, seguida de otra palabra, que acabe en un punto con final o sin final.
Ese niño desarrollará una imaginación infinita. Ojalá se centre en las pequeñas cosas-grandiosas-también de mayor.
Gracias por mostrar al mundo tu creación.
Con lo difícil que es usar la voz de un niño tú lo haces estupendamente, compañero. Un abrazo.
Gracias por pasarte por mi blog y descubrirme así este rincón literario. Te seguiré.
Saludos,
Noelia
http://njimenez79.blogspot.com
A veces, a todos nos gustaría hacernos caracolas D:
Hola, Raúl. Otra inspiración por la realidad. El contraste del pasible árbol con las lagrimas de esa madre, pueden crear calma y paz. Un saludo desde el otro continente.
Gracias por darme un minuto en el cual disfrutar de textos como los que tú publicas. No hay otra forma de ver las cosas para aquel niño que buscando distraer inconscientemente su mente de la tétrica situación de su casa, que construyendo una explicación ante un objeto natural que no se moverá, sólo sus ramas se agitarán con la fuerza del viento, tal como el niño, que finalmente acaba a la deriva.
Salu2!
Vuelvo a leerte
y a desearte un buen fin de semana
Desgarrador como la vida misma.
Intentaré hacerme una caracola.
Un beso.
Hola Rául. Hoy hace frió y el viento rompe las hojas de la hiedra, vi a tú mujer tirada en el suelo llorando ,tapándose sus oídos para no volver a escuchar esos reproches, tapándose la cara para no ver esa realidad, como el niño que se ha quedado paralizado y no va levantar a su madre del suelo.
Un beso.
Es magnífico comprobar cómo dotas de personalidad al árbol mientras todo sucede a su alrededor.
Abrazos
Me ha gustado cómo desarrollas el relato, cómo inviertes los motivos e infieres las causas y la interpretación del innocente buscando respuestas que justifiquen la sinrazón, aunque he de decir que me deja un sabor amargo porque odio leer sobre estos hechos, siempre resulta frívolo.
Uuufff.
Suena amargamente real. Por suerte o por desgracia, también pueden encontrarse mínimos trazos de poesía extraviados en el silente caos de estas realidades. Tú eres experto en encontrarlos. Saludos Raúl
Siempre con un toque especial a la hora de describirlo todo....ya se que no vengo con mucha frecuencia...pero cuando vengo no dejo de maravillarme de lo bien que escribes...una escena tan dura como la que describes me deja maravillada por lo bien que lo cuentas...eres único escribiendo, de verdad. Un saludo
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