Desde mi despacho escucho el lento toque de
clamor de unas campanas cercanas. Mientras el día se desangra, empañando gota
a gota mi ventana, pienso en lo malo que ha de ser que te entierren en día de
lluvia, con toda esa arena mojada adhiriéndosete viscosa como el último
recuerdo que en vida tuviste; que igual fue bueno, de aquella vieja Navidad en
compañía de los tuyos, antes de que te encontrases solo. Me asomo y, en picado,
desde este cuarto piso, veo toldos de paraguas, con sus conteras enhiestas como
crucifijos, engalanando vanamente con sus colores el gris general de la mañana.
En ese momento enmudece el tañido nostálgico. Los dos toques breves finales,
anuncian que el finado es un hombre.
jueves, 22 de diciembre de 2016
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9 comentarios:
Una fotografía perfecta con, como debe ser en un buen micro, desencuadre final.
Un abrazo, Raúl
Me ha encantado. Frío y desolador como para algunos es el sentimiento en estas fiestas.
A pesar de todo, ¡¡Feliz Navidad!!
María
¡Muy bueno!
Bastante triste por lo real que es.
Besos
Feliz diciembre
Un relato soberbio.
Felices fiestas
Feliz Navidad, amigo. Un abrazo
Feliz Navidad, amigo. Un abrazo
Espero que el entierro sea del pesimismo. La esperanza sigue viva por ahí.
Sobrecoge tu relato. El frio traspasa..pero llevamos abrigo.
Finalmente... vemos e interpretamos el mundo como queremos...Siempre hay otra mirada y otra lectura.
Excelente!
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