jueves, 11 de febrero de 2016

Fue en un hotel con vistas

Carolina ha llegado en el tren de las doce y cuarto. Ha sido entrar en casa y, sin preámbulos, se han empujado hasta caer en la cama y han hecho el amor sobre las sábanas estampadas de coquetas rosas rojas. Dice Carolina que estas sábanas le gustan porque son muy poperas, y Jorge, creyendo que con este gesto ya es suficiente para agasajarla, se acuerda y se las pone los fines de semana que ella viene. Hacía doce días que no se veían. Se llaman todas las noches antes de acostarse pero sólo se ven cada dos fines de semana por culpa de la distancia que les separa, por culpa del trabajo de ella y por culpa, sobre todo, del poco interés que Jorge tiene por hacer que las cosas evolucionen. Hace ya más de un año que forman un pareja un tanto atípica. El primer beso que se dieron fue hermoso y mentiroso al mismo tiempo. De él, a ella le gustó su porte solvente y su arisca masculinidad. De ella, a él, sus curvas y su cabello. Y sus ojos. Básicamente. Aquella noche, la primera del primer fin de semana de todos los que llevan compartidos hasta la fecha, se mezclaron en la cama de un hotel con vistas a la playa. La segunda noche, la del sábado, ella ya la pasó en casa de Jorge. (...)

Extracto de mi novela, "Un viaje solo parta hombres"

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Una un novela que esperamos. Un magnífico fragmento

José Luis Martínez Clares dijo...

Me has abierto el apetito...

Anónimo dijo...

Ójala tengamos la ocasión de leerla muy pronto.
Mucha mierda!

Jc

Santi S. dijo...

Opino lo mismo: muchas ganas de volver a leerte en papel.
Saludos.

Santi

Setefilla Almenara J. dijo...

Pinta fenomenal, de esas historias para devorar.
Saludos, Raúl.

Anónimo dijo...

Esa culpa huele a mmmmm.....COMODIDAD!
Excelente!

ÁFRICA dijo...

Pues esperamos tu novela.
Un saludo Raúl.