Lo primero ha sido el dolor. El de revivir el momento,
embalsamado en mi retina, de su mirada esquiva y su cabeza baja, de sus torpes
prisas por recoger sus pertenencias con la premura de quien huye; empujando con un pie...
jueves, 29 de octubre de 2015
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
9 comentarios:
El destino a veces es justo pero siempre caprichoso. Me queda la duda (la culpa la tiene la ira) de si el final del personaje central es merecido.
Muy bueno.
JC
La truculencia de tus historias es tan vehicular para cosas mayores como histórica. Mata usted mucho, querido amigo. Jejejeje.
Nos dejas dos finales a cual más desgarrador. Qué negrura..¿para cuándo la felicidad?
Saludos, Raúl
Hace poco oí que en el justo momento de la muerte el cerebro se las apaña para que el trance no sea traumático, explicaban que de ahí la luz, los familiares que se fueron... De acuerdo con esta teoría, esta historia, tan bien conducida, tiene el más feliz de los finales.
Como siempre, aunque no te lo diga, chapeau.
Las relaciones familiares siempre tan complejas. Tus letras siempre tan emotivas.
Besossss
María
Describes con claridad y sin tapujos sensaciones difíciles de expresar. Un relato conmucha fuerza, sí. Eres un mago que juega con las emociones y las ofreces en forma de chupitos al lector. Me encanta saborearte, amigo.
Un abrazo.
Letalmente efectivo como siempre, Raúl. Un abrazo.
Y en esas frases cortas, entra como una punzada, ese amasijo de hierros que te deja sin habla.
Me encanta, como siempre.
Besos.
Marta
Y al final, parece que le duele más lo que fue, lo que ya no será.
Publicar un comentario