Laura se cagaba en su
santa calavera cada vez que entraba en la habitación de su hermana y no la
encontraba, o cada vez que la llamaba entre lloriqueos y nadie
respondía...
jueves, 17 de septiembre de 2015
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
13 comentarios:
You're a rock star!!!!!
Que vuelve a ser jueves. Que gusto leerte. Ay. Ser Papis.
Besos
Jejejeje... Eso nos pasa por no dejarnos llevar por el instinto y estar tan condicionados por la modernidad.
Divertidísimo.
Madre mía... ese giro final es para quedarse de piedra, esperaba muerta a la hermana, pero esto...
Una lectura genial.
Un saludo, Raúl.
Pero qué mal huele siempre el seno familiar. Habitaciones mal ventiladas, resentimientos que no acaban de salir de la chimenea de pego, el baúl de los recuerdos con el candado sin llave y oxidado. El hijo sin hermanos y el hijo con ellos, no hay mucha diferencia.
Un abrazo, amigo.
Hay mentiras que no son nada "piadosas"..
Un placer leerte de nuevo.
Saludos
Veo que estás en forma, amigo...
Lo de los hijos únicos es un tema "molt pelut" XDD
Un abrazo.
Es que hay que seleccionar mejor las lecturas... ser papis... da grima. Un abrazo
Brevedad de la buena, Raúl: una historia con planteamiento, nudo y desenlace en el mínimo espacio en que se baila un chotis, pero donde caben tres generaciones y cabe sobre todo la inmesa soledad de un niña engañada... Una verdadera lección de micronarrativa.
Son tantas cosas las que los padres ocultan a los hijos que no me extraña ni lo que cuentas en el relato. Pobre niña.
Muy bueno, muy bueno. Yo soy hijo único, no te digo más.
Un fuerte abrazo.
El que tenga un manual de como ser padre que le ponga el precio que quiera.
A veces los padres cierran las puertas a toda curiosidad infantil.
Sorprendente final!
Publicar un comentario