Sólo se imagina feliz, cuando se ve sumergido a un par de cientos de metros de la superficie. Así lleva ya un tiempo.
Es tan grande su deseo de cambiar esto por aquello, que ha acabado por creer a pies juntillas que el fondo marino es una especie de paraíso líquido, templado y transparente que le...
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45 comentarios:
No me extraña nada, si hasta sus padres lo consideran un bicho raro.
Yo tengo la teoría de que el acosador infantil, es el embrión del acosador adulto. Que mas da niños que mujeres, la cuestión es dar por culo.
Tremendo relato, como cada miércoles por la noche.
Un poco cruel el final pero dejémoslo con el amor que siente por los peces, quien sabe si en el futuro haya un oceonágrafo o un biólogo marino. Interesante el relato, en poco espacio le has dado mucha vida. Abrazos.
Lo malo del elemento agua es tener que volver a superficie.
El niño pez se convertirá en un monstruo. Al tiempo.
Disiento de Santi S. El acosador infantil puede no serlo de adulto, pero el maltratado sí que suele ser luego maltratador; paradojas psicológicas
Un saludo, Raul, eficaz narrador como siempre
Qué susto, ya pensaba yo en la influencia de Bob Esponja...
Qué duro es el colegio a veces. Creo que la foto del encabezamiento, muy bien elegida, como siempre, esta vez completa a la perfección el dolor que se respira entre líneas.
Ese niño saldrá adelante si se da cuenta de que está sólo en su mano y no da ninguna opción a la autocompasión y el victimismo. Pero no sé por qué ese niño me da que es de los que al final se las saben arreglar solos contra todo pronóstico.
En cada edad tenemos que crear un mundo propio, en todas, los tiburones de la tierra, nos dan más bocados que los del mar.
Comparto, en verano y a menos profundidad, la belleza de la danza de las algas.
Un beso
Me encantó el desarrollo de la historia Raul. Triste, triste. Lo mas triste el final. Me gustó. Marta
Una vez fuimos a la tienda de mascotas a comprar unos peces para repoblar el acuario y le dijimos a mi hijo Alberto que eligiera él, para si, un par de peces. El niño tenía unos 4 años entonces.
Y se acercó a una de las peceras, señalando y dijo:
- Yo quiero un tiburón martillo.
Y lo que había dentro, era una especie de peces de colores, de esos para pecerita redonda, en color negro, con los ojos saltones, enormes que sobresalen a los lados, dándole un aspecto... errr... bueno, similar a la cabeza de un tibu martillo.
Hacen mucho daño los documentales de la 2 ¿eh?
Una de mis novelas favoritas de siempre es Veinte mil leguas de viaje submarino del tío Verne,y casi te podría recitar de memoria algunos parajes.Este es el que más me gusta,que es cuando el capitán Nemo (Nadie)entre en fuego:"Yo no soy lo que llama un hombre civilizado.He roto con la sociedad entera por motivos que yo solo tengo el derecho de apreciar.No obedezco a sus reglas, y le recomiendo que jamás las invoque delante de mí."¿Por qué te cuento todo esto? Porque acabas de solucionarme un enígma.Sé ahora cómo fue el capitán Nemo de niño.
Será el próximo sábado cuando al final salte de la barca de su padre? Creo que eso es precisamente lo que quieres que entendamos.
No?
Cruel
JC
¡Qué texto más duro, Raúl!
Un niño labrándose el camino para pasar a mejor mundo (o vida)... suicidio como mejor alternativa.
Se me ponen los vellos de punta!
Mua,
El caso es escapar. Unos sueñan con volar otros con sumergirse.
Nunca se sabe, lo mismo se hace un gran ictiólogo de prestigio.
Estupendo,
Lo cierto es que hay todo un mundo por descubrir bajo las aguas. Tal vez no haya que llegar al extremo de suicidarse, pero sí que hay que echar un vistazo por ahí abajo (vale, no sé cómo presumir de que yo he buceado por un montón de lugares), lo más parecido a volar o visitar otro mundo de insólita belleza.
Qué profunda tristeza,Raúl
Beso
Me duele un poco el punto de vista del padre, que me imagino que es muy extendido, ese de despachar a alguien con una imaginación o una sensibilidad exacerbada con un simple "es rarito".
Los niños son crueles. Esa visión inocente y blandengue de la infancia es falsa. Me gusta cómo lo retratas en el cuento.
Los niños, en grupo, y normalmente liderados por un cabecilla cobarde y envidioso, que no se atreve a ser el mismo el acosador directo, llegan a ser muy crueles. Afortunadamente en la mayoría de los casos sólo son etapas.
Es peor la falta de amor del padre. Eso si que pone los pelos de punta.
El rexto pasa del colorido inicial, a la comprensión final de la situación. Triste pero muy bueno.
Saludos.
Mejor que su padre se acostumbre a pescar en aguas bajas, que esto no me huele a salitre, precisamente....
Qué dura puede ser la incomprensión...
Un abrazo.
Muy bueno (as usual). Tres relatos en uno, o quizás más. El amor del niño por el mar y los peces, el maltrato escolar, lo poco que comprenden los padres a los niños, la sombra de una tragedia... ¿Cómo lo haces?
Un abrazo.
A mi me encantaba de pequeña ir de pesca con mi padre. Será que también era un bicho rarito como tu protagonista?. Un saludo
Pues imagina, hijo... cómo va el tema si hasta los padres piensan que es rarito.. menos mal que nos quedan los peces!
Besicos
no sé si tendrá futuro ese crío raro pero al menos tiene un universo propio.
un abrazo.
Pobre chaval. Lo de la libreta de las tapas verdes ha sido desgarrador. Un abrazo.
Que penita lo que tiene que tiene que soportar ese niño, sin contar la ceguera de sus padres…
Besitos.
Creo que no será necesario convertirse en pez pues ya lo es, pero un pez fuera del agua... y ya se sabe lo mal que lo pasan...
Un abrazo enorme, Raúl, te deseo lo mejor de lo mejor y que esa palabra que observas desde el exilio se convierta en algo más que una palabra... bueno, pero entonces ya no estarías exiliado... (ah, vale, pienso en voz escrita, perdón... es que me gustó).
Y muchos muchos besos.
Pues anda que no hay niños así en el mundo. Los hacemos crueles.
Me gustó el tono en el que lo has escrito.
Un abrazo
Esto es algo que por mi trabajo vivo de cerca. Has logrado transmitir lo que creo que pueda pasar por la cabeza de un niño sometido a esas circunstancias y que logra convertir su miedo en el motor de sus fantasias.
Genial!!
María
La epica de lo distinto, cuando al final, todo sera lo de siempre. Desgraciadamente, el ser extraño, sule terminar curandose.........
Ante el cruel acoso uno tiene que buscarse otros mundos, otras fronteras. Y qué mejor que en el fondo del mar, lejos de esos increíbles malamigos...
Un abrazo.
Chapeu por este relato. Que triste!
Biquiños,
Diecn que la única patria de un hombre es su infancia, pero hay algunos pobres que han sido unos apátridas y su infancia ha estado truncada. Lo malo es que luego, de mayores, muchos se hacen bastante cabrones. Buen relato, Raúl. Un abrazo.
¡Inmejorable! y como en los comentarios que me anteceden está ya todo dicho sólo me queda desearte
Que tus días sean felices "Todos", incluídos aquellos que nos marcan en números rojos en el calendario
Beatriz
Del infierno al paraíso. Cómo no entender al niño...
Un relato brillante, de nuevo. Siempre me sorprendes.
Un abrazo y felices fiestas.
Raúl, que relato tan cruel, pero es fantastico, Javier Marías escritor al cual venero, dice que si hacemos del miedo nuestro aliado
es mucho más fuerte, que el odio o el amor.tremendo.
Un besote.
Desde ahora a la imaginación le llamaremos mar.
Sueños de mar y peces que le hacen feliz...Un triste final, con padres así...
Besos desde el aire
Me viene al recuerdo un adolescente que encaja perfectamente en tu relato. Lástima.
Como es tu costumbre, impacta el choque entre la ternura de ese mundo plagado de belleza que le hace de refugio y la amenaza que se respira cuando lo vemos mirando el agua... Conmover es tu especialidad.
Un beso y mi abrazo lleno de los mejores deseos, queridísimo Raúl.
Todo lo rarito que puede y debe ser un niño: ¿o ese padre nunca escuchó el canto de sirenas de la imaginación?
Un gusto bucear en la profudidad de tus textos.
Me parece que en estas navidades no voy a probar el pescado...No sé qué demonios voy hacer con el vino blanco que he comprado. Un Ribeiro, en sus lías, para olvidar los líos.
Felicidades.
¡Hola!
Cosas de Padres, y de ¡niños!
Saludos d J.M. Ojeda.
Felices fiestas.
Terrible. Y encima, la insensibilidad de los padres.
(En cuanto al tema del acosador, coincido con Santi S. y con Lansky al mismo tiempo.)
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