jueves, 30 de junio de 2011

En la playa

El sol me maltrata sin tiempo siquiera para persignarme. Aprieta tanto, que a uno no sólo le provoca sed, sino que incluso le obliga a soñar con groenlandias para compensar tantos calores.
Como a veinte metros de mi sudor, más o menos, una chica se levanta de su toalla. Vientre liso, pecho discreto y firme, no tendrá más de veintitantos. La chica se atusa el cabello y se humedece los labios con la lengua, en un gesto de calor no exento de erotismo. Luce gafas oscuras y un pequeño biquini también negro con motivos blancos. O viceversa.
Unos niños ríen en la orilla. Casi berrean de alegría cada vez que su madre les echa agua de un cubo de plástico. Qué fría y divertida que es el agua, mamá, parece que le dicen a su madre con esas risas que casi resultan carcajadas.
El ruido de un motor me hace mirar al cielo. Pasa un avión que apenas deja estela. Yo hubiera querido ver su estela. Me gustan las estelas de los aviones como metáfora nostálgica.
La chica sigue de pie, luciéndose, mientras continúa atusándose su larga melena, negra como el biquini blanco -o viceversa- que lleva puesto. La miro y, de soslayo, observo como la miran también los cuatro chicos que quedan a mi izquierda. Hasta que ella se ha levantado le daban masculinas patadas a una pelota. Ahora, sin embargo, la pelota está quietecita a lo pies de uno de ellos y todos ríen y mascullan barbaridades en voz alta.
Jode tanto el calor, que cuando pienso en ti lo hago imaginándome tu piel helada como el cristal de un botellín de cerveza fria, fría.
* Una nueva etiqueta. Relatos, nada elefantiásicos, para este verano.

48 comentarios:

Antonio de Castro Cortizas dijo...

Una playa en verano, a pleno sol y llena de gente, puede resultar más claustrofóbica que una habitación cerrada y a oscuras, sobre todo si a uno lo acosan los recuerdos. Ese tipo de playas, lo mejor es visitarlas en invierno, cuando están vacías y el sol no duele; o sino, acercarse a ellas en barco…

Rosa dijo...

Un momento sin importancia es en tus letras una historia fantástica llena de matices, de colores, olores y sabores, y como duelen tus tristezas!!!

Besos desde el aire.

Josep dijo...

Hay que ver, Raúl: todos van a la playa y regresan con la piel quemada y el cerebro abotargado, y tú, amigo, retornas pletórico de inspiración y te sale un billetito fantástico.

Y yo lo apuro al compás de una birrita fresca, ¡ea!, antes de irme a la cama.

Un abrazo.

Mixha Zizek dijo...

Raúl leí tu relato y me dejó un sabor a mar, verano, deseo, y una creveza helada... en mi imaginación... aquí yo estoy con frío terrible, pero me alejaste un momento de esa cruda realidad que hay en mi ciudad: el frío.

Que buen verano!! y qué deseos guarda esa imaginación, besos

Jorge Arbenz dijo...

Ya te digo que a mí nadie me va a pillar en la playa durante el verano. Cierto es que me pierdo a muchachas como la tan bien descrita, pero lo doy por bueno. La sensación de agobio del ¿ microrrelato? encaja bien en la que yo tenía cuando iba a la playa en verano, hace muchos, muchos años.

Una dijo...

La verdad es que, para mí también, como afirma Antonio de Castro (y olé), una playa con grititos histéricos de niños, ruídos de chutes de balón, el motor de un avión y voces masculinas hormonalmente motivadas... no me parece un buen plan, aunque, por un momento, me ha parcido que en la playa estabáis tú y tu sílfide, a solas.
Y, con esta calor... a sorbos pequeños, no sea que la cerveza fría te provoque un corte de digestión.

Me ha gustado ese retazo de tu vida. Un beso.

Anónimo dijo...

Tengo curiosidad por estos nuevos relatos veraniegos.
Este es plácido y caluroso...
Prost!!

39escalones dijo...

Ya sabes que la playa no es lo mío, pero te leo con mucho gusto desde el bar...

Lansky dijo...

Me sumo al comentario de Antonio

Anónimo dijo...

Pero que es esto?? Cuentos con imágenes?? Creo que es la primera vez que te veo con este formato, Raúl.
Debe ser del verano, que nos relaja las costumbres, jajajajaja
Tu relato es un retazo de vida, un paréntesis, una imagen captada con una Polaroid.
Me encanta!!!

María

Rosa dijo...

No es necesario que lo publiques pero si tienes un segundo pasa por el aire un trocito es tuyo por emocionarme siempre.

Besos desde el aire.

Gabriela Amorós dijo...

Me ha gustado el relato, primero, estéticamente, pues lo muestras con retazos, con pequeños destellos temporales que van y vienen y denotan a su vez estados anímicos. Y es ahí donde el texto atrae igualmente pues las emociones se entremezclan con arena, cristal helado y evanescencia en las alturas...

Un abrazo enorme.

G.

Celsa Muñiz dijo...

Que bien está este relato. Visual, visual. Puedo ver la playa, la gente, sentir el calor..., todo. Y la imagen del botellin final es que hasta me moja la mano.
Me encanta.
Salud.

ethan dijo...

seguiremos esas crónicas estivales mientras atrapamos ese botellín de cerveza fría, fría...

Araceli Esteves dijo...

Muy bien te ha quedado el relato estival. Pero no pidas ver las estelas que dejan los aviones, que dicen que son pero que muy malas.
Busca "chemtrails" en la biblia Google.

Marcos Callau dijo...

No esta mal imaginar así la piel de una mujer añorada, sobretodo en verano. Bonitas imagenes las que se desprenden de tu relato, Raúl. Un abrazo.

Concha Huerta dijo...

Mejor estar en la playa con este calor que en la oficina y si encima una joven te alegra la vista... aunque yo prefiero a un joven claro. Saludos

EL QUINTO FORAJIDO dijo...

Millones de veces podrá verse esa escena este verano pero tú desmenuzas la escena como no es posible sólo verla.

Un abrazo.

Juan Herrezuelo dijo...

Hay dos clases de personas (al menos): los que al oir "playa" piensan "refrescante mar" (suelen ser gentes de interior), y los que al oir "playa" piensan "calor, calor inhumano, calor más allá de todo lo soportable". Soy de éstos últimos, y con tu precisa ambientación has conseguido trasladarme esa sensación de julio-arena-domingo-docedelamañana, de modo que ni aunque le hubieras quitado a la chica el biquini con lentas palabras habría dejado yo de pensar sólo en el botellín de cerveza fría. Un abrazo tipo pilsen.

awacat.es dijo...

Asombrada, bueno, no mucho conociéndote, del relato veraniego y la fotografía. Esperaba que saliera volando la sandalia y le diera en el culo a la chica tumbada.

El banner de Días contados impresionante también.

roberto dijo...

Estas crónicas estivales pintan bien, oye...

leo dijo...

Ains, el verano es lo que tiene, que sube las temperaturas.

MarySandel dijo...

Hola Raul!

Bellisimas imagenes hay en tu relato. Gracias por el paseo a esa playa colectiva que se parece a todas las playas en verano.

Un abrazo desde Costa Rica
y gracias nuevamente por la visita, un verdadero honor

Mary

Beatriz dijo...

Muy buen relato, por que tú no lo haces nunca de otra manera, y por que me motiva a imaginar un verano con todos sus placeres (espero) a mi disponibilidad.
Espero que también el tuyo sea pródigo en sensaciones tórridas.

Cariños-

Miguel Baquero dijo...

Hay chicas capaces de silenciar a toda una playa...

Belén dijo...

Y eso que tu tienes playa, porque por aquí ni eso!!

Besicos

Juanjo Montoliu dijo...

A mí me apetece esa cerveza fresquita incluso cuando no pienso en blanco y negro. ¿O era en negro y blanco?

Elena Casero dijo...

me gustan estos relatos refrescantes a la par que calurosos relatos veraniegos.

Sí, señor, aunque el biquini me es inverosimil tanto así, como viceversa.

Un abrazo, querido

LA ZARZAMORA dijo...

Peor para las que llevan bikini en blanco y negro... o serán los efectos de la cerveza??
Sonrío.
Refrescante relato, Raúl.
Por París todavía, y aquí sí se sueña con la playa en blanco y negro :)
Besos.

Diana H. dijo...

Por estas regiones del mismo planeta, a la misma hora, para tener una cerveza helada bastaría con que la saques diez minutos al jardín.
No es justo: ella luce bikini y yo camino por la calle robotizada con tanto abrigo. Me conforma pensar que a esa chica también le llegará la hora de archivar el bikini. Je.
Besos frescos embotellados.

Eva dijo...

Pues si solo desde la soledad creo yo se puede vivir asi la playa, has hecho un resumen muy bueno de las constantes de una playa en verano, niños en la orilla, un grupo de chicos jugando al futbol, y una chica bonita haciendose la indeferente pero sabiendose observada, y tu ese ser solitario que observa todo, que siente el calor abrumador y apesar de todos esos estimulos no dejas de estar tan dentro de ti como para no poder añorar.He vivido asi la playa en muchas ocasiones, ahora las playas que piso son otras..

Zayi Hernández dijo...

Mientras la piel sea lo frío no importa recordarla, pero si no es la piel y sí el corazón, la recordarías???...va a ser que no! :). Una imagen divina la que dejas con tu relato, me ha apetecido ir a la playa mañana.
Un besito, Raúl.

Rafael dijo...

Vaya subidón de temperatura... como si no fuese suficiente con el calor del sol.

Un saludo.

Carme Carles dijo...

Yo me hubiera entretenido con los cuatro chicos. Es lo que tiene la playa, la variedad de imágenes que regala para que olvidemos el calor.
Salut

campoazul dijo...

Interesante y caluroso día de playa, casi casi pido yo también una cervecita... ¡que calor!

Besitos.

matrioska_verde dijo...

este relato se me hace muy cercano porque en las tardes de playa también se me hace describir cosas así... el mundo es tan variopinto y tan sorprendente que siempre me gusta quedarme mirándolo.

biquiños,

LaCuarent dijo...

Me gusta esta nueva etiqueta, donde das pinceladas de cotidianidad, me gusta descubrir la vida en tus palabras
Me gusta esta novedad
Un beso

Alex B dijo...

Raúl, leyendo tu relato me ha dado la impresión de pasar del blanco y negro al color ( aunque contados por ti me gustan ambos)
Un beso

Miguel dijo...

Me ha gustado tu relato, y mira, fíjate, me he visto identificado en el relato. Esto me ha pasado a mí alguna vez.

Un abrazo, paisano.

AdR dijo...

Ya comenté esto en la red social... aquí solo te dejo esto:

Cabrón con suerte.

Uno dijo...

Cuánto juego dan las pelotas en verano.

Un abrazo

Tesa dijo...

Ay... playita de mi nostalgia... dame tiempo, que allá voy...

El Doctor dijo...

¿Todo esto en el Voramar?Es posible.En el Voramar todo es posible,amigo.Lástima lo de la estela,sólo hacía falta imaginarla.Nada es real,todo se imagina,ay,y en el Voramar...

MTeresa dijo...

El mar y la playa
siempre son causa y motivo
de inspiración,
este post te ha quedado genial,
me sitúas en la misma orilla
contemplando lo que tu,
un abrazo

Unknown dijo...

Yo casi casi que estuve ahi tambien, mirando a la mujer del bikini negro o visceversa, lo he visto todo, los colores y hasta las sensaciones!

Ha sido un placer encontrarme con este blog y leerte, que disfrutes tus viajes a la playa.

Gracias por compartir, un abrazo.

Anónimo dijo...

Botellín helado sólo por fuera...o quizás no, el hielo quema. ¡Qué calor! ¡Feliz verano!

Betuel Mercado dijo...

Justo lo que necesitaba leer hoy, buen día!

Patricia B. dijo...

Acá en Buenos Aires hace frío y tomo un poco de tu calor... pero no esa playa llena de vida, de gente común...feliz Elijo la playa desierta, para recuerdos y pensamientos... una playa de mar bravo y gris.
Me puso triste tu relato estival o quizá patente mi tristeza.
Saludos :)