jueves, 3 de marzo de 2011

Aquella tarde en el campo

Levantaron la tienda de campaña a la sombra de un par de generosos abetos, muy cerquita del río, para así poder escuchar la fresca sonrisa de las aguas cómplices. Ella era hermosa, él...

58 comentarios:

antonio dijo...

Triste,
muy triste.

Maite dijo...

Buf, ahora si que tengo yo el alma difusa y compungida. Un abrazo.

Beatriz dijo...

En la niñez el tiempo es infinito y el verbo vivir se conjuga en futuro.
Triste relato pero con un final en donde surgen los recursos de la inocencia para avisar "que la vida continúa"

Un gran abrazo.

Aina Rotger Vives dijo...

Uff. Deberías poner en la cabecera: lectura no apta para almas susceptiibles. Desolada me dejas. Escribes genial pero empezar así el día...

En el próximo sácanos una sonrisa, nos lo debes.

Antonio de Castro Cortizas dijo...

La puta vida.

39escalones dijo...

Nuestras vidas son los ríos, que van a dar a la mar... Etc.
Triste, pero ese niño aporta una luz de esperanza imprescindible.
Fenomenal texto.

Irreverens dijo...

Y yo, un nudo. O dos.
:(

Te susurraré... dijo...

A veces no hay nada más triste que las historias que perfectamente pueden ser reales.

iliamehoy dijo...

Un río que conecta la felicidad perdida con un presente de tristeza contenida.
Una sonrisa

leolo dijo...

En el relato nos llevas por un camino y luego el lector debe hacer un reencuadre y situarse ante lo leído, un contraste estremecedor. Al final, con la actitud del niño, debemos pensar que todo pasa, la vida sigue, y solo nos queda el recuerdo.
Me gustó mucho tu relato, Raul, y también disfruté leyendo Elefantiasis..

Un abrazo

Anónimo dijo...

¿Se fue? ¿Se murió?...
Un final abierto e interpretable, como corresponde a un escritor nada obvio.
Me ha encantado.

María

Anónimo dijo...

Me encanta.
Por eso es importantísimo cada día, cada hora, cada plan que se hace para llenar una vida de momentos diferentes y estupendos.
Y sobre todo llenar cada segundo de sentimientos.
Los dos primeros párrafos son preciosos.
Besitos

Abracadabra dijo...

Saludos...
igual un día colocamos un realato tuyo en nuetra página....
Si te vien bien claro.

Siona dijo...

Raul, estremecedor tu relato, lleno de nostalgia y sentimientos. Tienes una manera muy natural de hacer literatura de lo cotidiano. El destino es imprevisible, aunque algunas veces que hemos podido tocar el cielo, hayamos creído ingenuamente que conocíamos perfectamente el desenlace. Hay reveses muy jodidos. Suerte que la esperanza de los niños nos empuja hacia adelante, y en ese ejercicio, se abren,quizás,nuevos caminos...porqué como ya he dicho, el destino es imprevisible,para lo malo, y por suerte, también para lo bueno, saludos!

roberto dijo...

Muy bueno. Me ha encantado.

Tesa dijo...

Menos mal, que nos quedan los buenos recuerdos.

Unknown dijo...

Ahí lo tiene usted y gracias.
Saludos de Zsa Zsa Gabor

Araceli Esteves dijo...

Intensa tarde en el campo la que nos propones, amigo.

Concha Huerta dijo...

Un relato bello que dibuja la añoranza en la garganta anudada de un padre respondiendo a su hijo. Un saludo

Marcos Callau dijo...

Muy bonito. Aunque es melnacólico pero e el final se vislumbra una luz de esperanza en ese niño que, en su corta edad, ya empieza a preocuparse por su padre a quien la vida lo ha maltratado. Muy bueno, Raúl, enhorabuena.

Belén dijo...

Me ha resultado curioso que haya sido el niño el que pone la coherencia y la rutina de la cena... me ha recordado a un corto que vi hace unos meses, en el que el niño era el que ponía algo de normalidad...

Besicos

Juanjo Montoliu dijo...

Y en la siguiente escena estaría el niño, 15 años más tarde, con su novia, mirando el río, y ella le preguntaría: ¿Qué piensas?

Miguel dijo...

Has narrado la historia con una maestría tal que me la he creído. Es real. ¡Qué triste! y que belleza de texto.

Un abrazo.

Filoabpuerto dijo...

¿A donde irán las lágrimas que se pierden ?

Es gratificante ese entrelazar de manos paterno-filial

Saludos
Merce

Alex B dijo...

Tú relato es cubista, además de muy triste.
( y a mi me gusta mucho el cubismo).
un beso

matrioska_verde dijo...

Un relato triste pero hermoso.
¿Muerte o separación? A pesar de la irreversibilidad de la muerte creo que es más devastadora emocionalmente, una separación. Así que prefiero pensar que “la madre”, la mujer del protagonista, se murió, y que el padre y el hijo, unidos, lo superarán. Biquiños.

LaCuarent dijo...

Triste, real y cruda como la vida esa que se nos presenta diariamente sin divos y sin cocinar.
Un saludo

Andrés Bastardo Grenouille dijo...

No hay mucho que se pueda señalar... es simplemente hermoso.

Anónimo dijo...

Pues yo, triste lo que se dice triste, no lo veo. Me parece uno de los relatos más esperanzadores de los que te he ledío.
Hay otra cosas mas. El inicio de este relato (un flash back en toda regla) me ha recordado una canción que he escuchado hoy en R3 y que hacía mil años que no oía. Me refiero a "El río" de Mike Ríos.

Buen finde.


JC.

pepa mas gisbert dijo...

Aún los recuerdos más hermosos se convierten en dolorosos por nostágicos.

Carme Carles dijo...

Un hueco hermoso y compartido es lo que queda. Y en medio una vida.
Salut

Camy dijo...

Sí, la cena, el río de la vida sigue...
¿Te digo que me ha gustado mucho? mejor preguntarme ¿alguna vez no?
También yo sonrío

Zayi Hernández dijo...

Realmente triste.
Pienso que debe ser horrible perder a alguien que se quiere de ese modo. No es lo mismo perder a un familiar que perder a un compañero. A mi no me gustaría pasar por ello.
Un beso.

Mixha Zizek dijo...

Tu relato me hizo recordar algunas cosas,es triste pero muy hermoso, besos

Josep Lloret Bosch dijo...

Joder, Raúl, que palo: me has dejado un nudo en la garganta.

Buen planteamiento y estupenda exposición.

Un abrazo.

El Doctor dijo...

Precioso y con nudo de garganta incluído.Y digo nudo,porque hace sólo una semana leí una novela que te recomiendo Raúl,se titula Sukkwan Island,de David Vann,posiblemente una de las mejores novelas que he leído en los últimos años y va precisamente de un padre y su hijo en una acampada para intentar reencontrarse.Dura muy dura.
Un fuerte abrazo.

AdR dijo...

Me gusta cuando dejas entrever las historias que gritan y que hay detrás de un silencio que viene precedido por una pregunta, como la del padre a su hijo.

Abrazos

leo dijo...

Triste, sí.

ethan dijo...

Un relato muy cinematográfico, con flash-back incluido y plano detalle final de las manos.

Enhorabuena!

campoazul dijo...

Ay por dios, se me rompió el alama..., el doloroso adiós de un ser querido es muy lento, demasiado.

Besitos.

Anónimo dijo...

Me estremecen los niños de piedra porque los hay de carne y hueso.

Un beso, Raúl.

ÁFRICA dijo...

Hola Raúl te he dejado una dedicatoria en mi espacio, con mi mejor sonrisa.

senses and nonsenses dijo...

la vida no es siempre un largo río tranquilo...
me ha parecido sublime.
es un cuento perfecto.

un abrazo.

MTeresa dijo...

Es un relato hermoso
y triste,
las ausencias provocan
melancolía.
Un abrazo

Miguel Baquero dijo...

Un texto lleno de sugerencias, que se deja leer varias veces porque cada palabra está llena de profundidad y ayuda a hacerse una idea del cuadro. Muy bueno.

Maria Coca dijo...

Un texto que llora letras negras. Sabes transmitir emociones... de todo tipo.

Besos, Raúl.

Manu Espada dijo...

Me ha recordado un poco a Sukkwan Island, que me lo acabo de leer. Una novela llena de premios. Creo que el autor te imita, deberías escribir una novela, Raúl, lo harías genial.

awacat.es dijo...

Tus relatos siempre dejan un sabor amargo, eso es bueno también y demuestra que llegar al corazón es muy difícil, tanto como a la risa.

Beso

Amelia Díaz dijo...

Como siempre, tu relato me hace estremecer.
Escribes genial, Raul.

Un beso.

EL QUINTO FORAJIDO dijo...

Almenos le queda algpo por lo que levantarse todos los días.

Un abrazo.

J.M. Ojeda dijo...

¡Hola Raul!
Momentos, difíciles, pero compartidos.
¡Que ya es mucho...!

Saludos de J.M. Ojeda.
Buen fin de semana.

Isabel Barceló Chico dijo...

Los hijos, por pequeños que sean, tienen capacidad para comprender. Un abrazo muy fuerte, querido raúl.

Miri dijo...

... y cómo cuesta volver a la normalidad...

FJavier dijo...

La poesía tiene el secreto que tú conoces y manejas sin la rigidez del perímetro de sus versos.

sebas dijo...

Que contraste el de la felicidad y el amor de esas dos personas, amándose en una noche hermosa, y el de la muerte acompañada del silencio y la tristeza. Algo triste, pero muy bueno, por la forma como lo describes y nos lo cuentas. Que gusto volver a leerte, Raúl. Un saludo grande.

Anónimo dijo...

El problema es que al cabo de los años la vida les pasa factura a estos niños y les sale al ser adultos un "debe" en infancia...

Saludos

Vicente Corrotea dijo...

Apreciado Raúl: La vida entera nos pasamos ordenando la vida, buscando prevenir las distancias, los inviernos, las ausencias ocupando más el cerebro que el corazón. Creo que más bien la vida son nuestros intentos. Esos que comenzaron justo con el primer bigbang... Y mira que hemos llegados lejos.
Emocionante bello tu escrito y breve.
Abrazos.

Francisco Ortiz dijo...

Qué difícil es contar estas pequeñas cosas, y no decepcionas, porque no quieres romper el alma del lector con frases archisabidas y porque la contención del relato es fundamental.