Levantaron la tienda de campaña a la sombra de un par de generosos abetos, muy cerquita del río, para así poder escuchar la fresca sonrisa de las aguas cómplices. Ella era hermosa, él...
jueves, 3 de marzo de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
58 comentarios:
Triste,
muy triste.
Buf, ahora si que tengo yo el alma difusa y compungida. Un abrazo.
En la niñez el tiempo es infinito y el verbo vivir se conjuga en futuro.
Triste relato pero con un final en donde surgen los recursos de la inocencia para avisar "que la vida continúa"
Un gran abrazo.
Uff. Deberías poner en la cabecera: lectura no apta para almas susceptiibles. Desolada me dejas. Escribes genial pero empezar así el día...
En el próximo sácanos una sonrisa, nos lo debes.
La puta vida.
Nuestras vidas son los ríos, que van a dar a la mar... Etc.
Triste, pero ese niño aporta una luz de esperanza imprescindible.
Fenomenal texto.
Y yo, un nudo. O dos.
:(
A veces no hay nada más triste que las historias que perfectamente pueden ser reales.
Un río que conecta la felicidad perdida con un presente de tristeza contenida.
Una sonrisa
En el relato nos llevas por un camino y luego el lector debe hacer un reencuadre y situarse ante lo leído, un contraste estremecedor. Al final, con la actitud del niño, debemos pensar que todo pasa, la vida sigue, y solo nos queda el recuerdo.
Me gustó mucho tu relato, Raul, y también disfruté leyendo Elefantiasis..
Un abrazo
¿Se fue? ¿Se murió?...
Un final abierto e interpretable, como corresponde a un escritor nada obvio.
Me ha encantado.
María
Me encanta.
Por eso es importantísimo cada día, cada hora, cada plan que se hace para llenar una vida de momentos diferentes y estupendos.
Y sobre todo llenar cada segundo de sentimientos.
Los dos primeros párrafos son preciosos.
Besitos
Saludos...
igual un día colocamos un realato tuyo en nuetra página....
Si te vien bien claro.
Raul, estremecedor tu relato, lleno de nostalgia y sentimientos. Tienes una manera muy natural de hacer literatura de lo cotidiano. El destino es imprevisible, aunque algunas veces que hemos podido tocar el cielo, hayamos creído ingenuamente que conocíamos perfectamente el desenlace. Hay reveses muy jodidos. Suerte que la esperanza de los niños nos empuja hacia adelante, y en ese ejercicio, se abren,quizás,nuevos caminos...porqué como ya he dicho, el destino es imprevisible,para lo malo, y por suerte, también para lo bueno, saludos!
Muy bueno. Me ha encantado.
Menos mal, que nos quedan los buenos recuerdos.
Ahí lo tiene usted y gracias.
Saludos de Zsa Zsa Gabor
Intensa tarde en el campo la que nos propones, amigo.
Un relato bello que dibuja la añoranza en la garganta anudada de un padre respondiendo a su hijo. Un saludo
Muy bonito. Aunque es melnacólico pero e el final se vislumbra una luz de esperanza en ese niño que, en su corta edad, ya empieza a preocuparse por su padre a quien la vida lo ha maltratado. Muy bueno, Raúl, enhorabuena.
Me ha resultado curioso que haya sido el niño el que pone la coherencia y la rutina de la cena... me ha recordado a un corto que vi hace unos meses, en el que el niño era el que ponía algo de normalidad...
Besicos
Y en la siguiente escena estaría el niño, 15 años más tarde, con su novia, mirando el río, y ella le preguntaría: ¿Qué piensas?
Has narrado la historia con una maestría tal que me la he creído. Es real. ¡Qué triste! y que belleza de texto.
Un abrazo.
¿A donde irán las lágrimas que se pierden ?
Es gratificante ese entrelazar de manos paterno-filial
Saludos
Merce
Tú relato es cubista, además de muy triste.
( y a mi me gusta mucho el cubismo).
un beso
Un relato triste pero hermoso.
¿Muerte o separación? A pesar de la irreversibilidad de la muerte creo que es más devastadora emocionalmente, una separación. Así que prefiero pensar que “la madre”, la mujer del protagonista, se murió, y que el padre y el hijo, unidos, lo superarán. Biquiños.
Triste, real y cruda como la vida esa que se nos presenta diariamente sin divos y sin cocinar.
Un saludo
No hay mucho que se pueda señalar... es simplemente hermoso.
Pues yo, triste lo que se dice triste, no lo veo. Me parece uno de los relatos más esperanzadores de los que te he ledío.
Hay otra cosas mas. El inicio de este relato (un flash back en toda regla) me ha recordado una canción que he escuchado hoy en R3 y que hacía mil años que no oía. Me refiero a "El río" de Mike Ríos.
Buen finde.
JC.
Aún los recuerdos más hermosos se convierten en dolorosos por nostágicos.
Un hueco hermoso y compartido es lo que queda. Y en medio una vida.
Salut
Sí, la cena, el río de la vida sigue...
¿Te digo que me ha gustado mucho? mejor preguntarme ¿alguna vez no?
También yo sonrío
Realmente triste.
Pienso que debe ser horrible perder a alguien que se quiere de ese modo. No es lo mismo perder a un familiar que perder a un compañero. A mi no me gustaría pasar por ello.
Un beso.
Tu relato me hizo recordar algunas cosas,es triste pero muy hermoso, besos
Joder, Raúl, que palo: me has dejado un nudo en la garganta.
Buen planteamiento y estupenda exposición.
Un abrazo.
Precioso y con nudo de garganta incluído.Y digo nudo,porque hace sólo una semana leí una novela que te recomiendo Raúl,se titula Sukkwan Island,de David Vann,posiblemente una de las mejores novelas que he leído en los últimos años y va precisamente de un padre y su hijo en una acampada para intentar reencontrarse.Dura muy dura.
Un fuerte abrazo.
Me gusta cuando dejas entrever las historias que gritan y que hay detrás de un silencio que viene precedido por una pregunta, como la del padre a su hijo.
Abrazos
Triste, sí.
Un relato muy cinematográfico, con flash-back incluido y plano detalle final de las manos.
Enhorabuena!
Ay por dios, se me rompió el alama..., el doloroso adiós de un ser querido es muy lento, demasiado.
Besitos.
Me estremecen los niños de piedra porque los hay de carne y hueso.
Un beso, Raúl.
Hola Raúl te he dejado una dedicatoria en mi espacio, con mi mejor sonrisa.
la vida no es siempre un largo río tranquilo...
me ha parecido sublime.
es un cuento perfecto.
un abrazo.
Es un relato hermoso
y triste,
las ausencias provocan
melancolía.
Un abrazo
Un texto lleno de sugerencias, que se deja leer varias veces porque cada palabra está llena de profundidad y ayuda a hacerse una idea del cuadro. Muy bueno.
Un texto que llora letras negras. Sabes transmitir emociones... de todo tipo.
Besos, Raúl.
Me ha recordado un poco a Sukkwan Island, que me lo acabo de leer. Una novela llena de premios. Creo que el autor te imita, deberías escribir una novela, Raúl, lo harías genial.
Tus relatos siempre dejan un sabor amargo, eso es bueno también y demuestra que llegar al corazón es muy difícil, tanto como a la risa.
Beso
Como siempre, tu relato me hace estremecer.
Escribes genial, Raul.
Un beso.
Almenos le queda algpo por lo que levantarse todos los días.
Un abrazo.
¡Hola Raul!
Momentos, difíciles, pero compartidos.
¡Que ya es mucho...!
Saludos de J.M. Ojeda.
Buen fin de semana.
Los hijos, por pequeños que sean, tienen capacidad para comprender. Un abrazo muy fuerte, querido raúl.
... y cómo cuesta volver a la normalidad...
La poesía tiene el secreto que tú conoces y manejas sin la rigidez del perímetro de sus versos.
Que contraste el de la felicidad y el amor de esas dos personas, amándose en una noche hermosa, y el de la muerte acompañada del silencio y la tristeza. Algo triste, pero muy bueno, por la forma como lo describes y nos lo cuentas. Que gusto volver a leerte, Raúl. Un saludo grande.
El problema es que al cabo de los años la vida les pasa factura a estos niños y les sale al ser adultos un "debe" en infancia...
Saludos
Apreciado Raúl: La vida entera nos pasamos ordenando la vida, buscando prevenir las distancias, los inviernos, las ausencias ocupando más el cerebro que el corazón. Creo que más bien la vida son nuestros intentos. Esos que comenzaron justo con el primer bigbang... Y mira que hemos llegados lejos.
Emocionante bello tu escrito y breve.
Abrazos.
Qué difícil es contar estas pequeñas cosas, y no decepcionas, porque no quieres romper el alma del lector con frases archisabidas y porque la contención del relato es fundamental.
Publicar un comentario