jueves, 13 de noviembre de 2008

Domingo

Amanecen extraños los domingos...

66 comentarios:

mia dijo...

Qué fuerte Raúl!

"Después me asearé y pulcro,

como un pincel,recibiré postrado

en esta cama,la cruel visita

de tu ausencia"

Pues mucho lo he pensado,pero

no se debe decir más,

admirarte en silencio,

amigo cercana!

♥♥♥besos♥♥♥

Sendieva dijo...

Huy domingo... día de visitas... ni pensarlo quiero, no me gustan nada los domingos Raúl, y con esto que nos cuentas ahora... pues creo que algo menos...

muchos besos raúl.

Magda Díaz Morales dijo...

Es un muy triste relato: el personaje está solo, en un hospital, enfermo, esperando solamente...

Felicidades por tu narración, bien escrita.

Anónimo dijo...

Dios! He llorado, es muy turbador

Anónimo dijo...

Finales perennes...
Qué dura situación. Esas dos palabras desesperan. TRaen la angustia del largo paso transitorio hacia la liberación.
La visita de tu ausencia...
Otra frase muy dura.
La visita de la ausencia se convierte en la presencia perenne de lo que nos falta y deseamos.
Una tortura.
Es un relato muy duro. Y creo que la soledad se queda en nada en comparación con la falta, la carencia...
Ainss...


Un besito madrugador.


P

Belén dijo...

Buf

Sin palabras me has dejado, aunque lo has hecho en muchas ocasiones.

Aún así, que bien que aún se toque no?

Besicos

Anónimo dijo...

Profundo y real como la vida misma.
Un velo turbio cubre los más íntimos sentimientos y alguien debe estar ahí para contarlos.
La sensibilidad del buen escritor te acompañe siempre.
Un saludo literario.

Tänzerin dijo...

‘sábanas manchadas de inútil semilla’, qué turbadora imagen y cuánta delicadeza para describirla..

Afortunadamente no fue por algo demasiado grave, pero recuerdo mi estancia ya lejana en un hospital inmundo y recóndito de una manera extraña. Y es que siempre se quedó presente en mi cabeza no la escasa gente que fue a visitarme durante las semanas que allí me recluyeron, sino la que no fue a verme y que esperé en vano.

No tiene nada que ver, lo sé, porque tú hablas de amores desaparecidos, y cuando uno va cumpliendo años, suele recordar con indulgencia los más lejanos, aquellos con los que se descubrió que la carne ardía febrilmente y con quien aprendimos a apagar ese calor con manos de torpes aprendices.

Sin embargo, si miro atrás, a mi adolescencia, yo recuerdo algo que en su momento me frustró pero ahora veo tierno, un coche en una noche muy fría y un amante que se quedó dormido en mis brazos antes de ‘consumar’, ay.. me gustaba tanto que siempre quedará esa espina clavada, el no haber probado lo que quería -por primera vez- antes de que una larga distancia nos separase.

Este relato, breve y lleno de dolor antiguo, es como siempre, redondo, y a pesar de la tristeza que arroja uno no puede sino mecerse en él, porque lo siente vívido y cercano.

(Perdóname por esto que voy a decir, pero es una jodienda tener que esperar tantos días a que tus palabras florezcan en esta página, jaja.. soy impaciente! Por cierto, adoro esa famosa fotografía con esa escena tan apasionada, le corroe a una por dentro.)

Manu Espada dijo...

Un texto muy sentido. Siempre las historias más tristes son las que mejor funcionan. Debe ser que nos gusta regodearnos.

y qué más da... dijo...

Demoledor, el relato. No hay visita más dolorosa que la que nos hace una ausencia (La Ausencia de....).
Me encanta el texto. Creo que tiene un grado de refinamiento artístico envidiable. Me hubiera gustado escribirlo a mi; pero como tengo constumbre de intentar encontrar fallos (deformación de taller...), voy a rascar un poco, porque hacer comentarios sobre los demás se me da mejor que escribir :P
Lo hago con todo el cariño, y espero que así lo veas (si no, por favor dímelo y no volveré a hacerlo), porque creo que hay confianza y porque te admiro, lo que hace que me implique en lo que escribes.
Me gusta el estilo, y creo que es muy acertado; pero hay un detalle estilístico que siempre vigilo y que a estas alturas se ha convertido casi en obsesión, y es el uso común (a veces desproporcionado) de epítetos. Tradicionalmente se han utilizado siempre en literatura, y precisamente por eso hoy resultan un poco "caducos". Por ejemplo: aséptico edificio, perennes finales, melancólicas anotaciones, inútil semilla, furtivas imágenes, adolescentes estíos, livianas organzas, impúdicas garras, frugal sustento, cruel visita.
Desde mi punto de vista, los epítetos fuerzan una atmósfera artificial, algo que en tu caso no es necesario, porque cuentas con todos los demás recursos de un buen escritor para generar atmósferas adecuadas, ritmo, cadencia, tono, etc.
Querido Raúl, yo probaría a determinar el nombre en lugar de caracterizarlo.
Por lo demás, el relato me parece excelente, digno de ser publicado, muy publicado...
Un abrazo y enhorabuena.
David

Bárbara dijo...

Nadie supo besar como él en esa escena.
La frase final es buenísima.

Anónimo dijo...

No sé que pudo inspirarte.
Pero lo que pretendías nos llegó al lugar que deseabas.
Puedes estar seguro.
Con cariño. Lo.

Tänzerin dijo...

No sé si me meto donde no me llaman, pero discrepo profundamente de lo que te sugiere David Condés. Conozco los epítetos, yo los uso a menudo. Pero no creo que haya que prescindir de ningún recurso lingüístico o literario si no se abusa de él o no se utiliza de manera errónea.
Es algo que ayuda a crear imágenes más precisas, porque aunque a él le parezca redundante, hay millones de adjetivos y decantarse por uno sitúa correctamente al lector y puede ayudar a enriquecer y crear la atmósfera adecuada, si no se cae en lo obvio.
Es cierto que la organza de por sí es liviana, pero decir adolescentes estíos trae esa imagen de fiebre estival, de carne ansiosa, que detectamos gracias a esa palabra.
En mi humilde opinión siempre me han atraído tus relatos porque no les sobra ni les falta información. Siempre ha habido autores demasiado descriptivos, por decirlo de alguna manera, pero lo que les aúpa para no caer en lo que dice David es que su lenguaje es tan rico y extenso que no adolece de pedantería o adorno manido.
Tú precisamente eres deliciosamente escueto, en apenas tres o cuatro párrafos introduces con intensidad tantos sabores que se queda uno siempre recreando finales posibles o alargando la historia.

Carlos Frontera dijo...

Coincido con David en su apreciación: encuentro en este relato demasiados adjetivos. Yo también tengo una especial manía por la adejetivación, en mi caso no por los talleres, más bien por las lecturas que frecuento. En este sentido admiro a Antonio di Benedetto, que es capaz de contar mucho con muy pocas palabras.
Cuidado, no digo que sobren todos los adjetivos, ni mucho menos, pero hay algunos que inciden en algo que ya ha quedado claro por el tono de la escritura, por el ambiente que creas (pienso, por ejemplo en que el hecho de que el edificio sea aséptico o no, no aporta nada al relato -al final, cuando conocemos que está en un hospital, se entiende por qué le atribuyes ese calificativo, pero lo encuentro redundante).

Por lo demás, un texto admirable. Suelo desconfiar de los relatos en los que aparecen enfermos terminales, discapacitados, inadaptados, porque es muy fácil incentivar el lagrimal con estos recursos. En tu caso, sin embargo, el hecho de que esté enfermo no es el principal argumento del relato, sino la soledad, la ausencia, que se acentúa más al final con el golpe de efecto que supone conocer el estado en que se encuetra el protagonista, pero no te sirves de ese estado para provocar: cuando el lector llega al último párrafo, ya está inmerso en la angustia de la soledad, en el desamparo (al menos este lector que te escribe); no sé si me explico.

Abrazos.

Anónimo dijo...

Últimamente, venir a leerte supone un doble atractivo: por un lado están tus propios relatos, a mí me encantan y los considero de los mejores que se pueden encontrar en el nivel blogero en el que nos manejamos. Por otro lado están los comentarios de algunos de tus visitantes, que resultan de un perfeccionistas que aunque a veces rocen lo petulante (dicho esto con el mayor de los cariños), siempre son de lo más instructivos.
El relato de esta semana me ha parecido sobrecogedor. Y si eso ha sucedido en mi primera lectura, es que el relato es bueno.

Pd: al final voy a tener que abrir mi propio blog. Esto engancha.

María

y qué más da... dijo...

Tänzerin, respeto profundamente lo que dices. Por supuesto, no puedo decir que la utilización de epítetos sea incorrecta, pero abogo por una superación de ese estilo vetusto que se carga de epítetos para generar una resonancia poética falsa en la mente del lector. Coincido contigo en admirar las habilidades literarias de Raúl. Tiene muy buena mano para conseguir el efecto que busca mostrar a la vez que hace un ejercicio de síntesis envidiable. Yo, desde luego, no tengo ese arte, soy mucho más torpe, mucho más. Por eso precisamente, porque creo que sus textos son muy buenos, porque veo en sus relatos artefactos de mucha precisión, creo que cualquier recurso o figura que no ayude a que todo gire con rapidez en el sentido correcto debe ser "extirpado". Es cierto que es un criterio más de corriente estilística que de corrección.
En este sentido, estoy de acuerdo con lo que dice El Viajero Solitario, probablemente porque coincidamos (no lo sé, pero por lo que he leído de él creo que sí) en ciertas cuestiones de estilo que, por otro lado, son fruto de debate entre todos los que tenemos el placer de crear textos ¿verdad? Creo que alguien que escribe es un poco prisionero del tiempo en el que vive, de la trayectoria de la literatura, del paso de las vanguardias, de lo que ya se ha hecho y de lo que ya no se puede hacer.
Es una especie de credo...
Saludos.

Sol - Estaré siempre dijo...

Hola Raúl .. que bueno que has escrito algo que estaba esperando hace un par de dias ya. Siempre es placentero leerte. Ficción o realizad no importa espero sea ficción para tu vida Y NO ESTA REALIDAD QUE escribes..triste pero que pasa .. y mucho en otras vidas... en otras personas!!! La verdad YO NO SOY ESCRITORA NI MUCHO MENOS.. no me gusta leer comentarios donde te la gente diga de que forma tienes que escribir... A MI ME GUSTO MUCHO!!! De verdad ... un beso lleno de luz para este jueves cielo y SE TU MISMO siempre!!!

Araceli Esteves dijo...

Excelente relato. Lo de la cruel visita de tu ausencia es dar directamente en el clavo.

Tänzerin dijo...

David, yo por supuesto también respeto tu postura y apreciaciones. Estoy de acuerdo contigo en que hay que extirpar lo que sobra y limpiar los textos. Pero es que precisamente en Raúl no detecto esa necesidad. Por qué se le critica, porque ha incluido un par de adjetivos que redundan en la descripción de una imagen? Sería dios si le gustase a todo el mundo, eso está claro.
Pero creo que la palabra vetusto está muy mal traída en mi opinión. Qué es lo moderno pues? Lo que se enseña ahora en talleres literarios? Con qué criterios? No te vayas a sentir ofendido, por favor.. me refiero a que últimamente detecto (leo mucha poesía) ciertas corrientes programadas que dejan los poemas tiritando, vacíos de contenido, porque se proclama el uso indiscriminado de vocablos en plan erudito, y versos construidos como telegramas raquíticos.
Una cosa es la mera creación en plan escritura automática como ejercicio y otra abusar de asociaciones o maridajes de ideas completamente artificiales, sin más afán que sorprender y evocar un surrealismo o una originalidad falsa y manipulada.
Creo que lo auténtico, lo sencillo es precisamente ser natural. Está bien corregir errores estilísticos, pero ha de salir de uno, pienso. Si Raúl habla para sí en esos términos y se reconoce utilizando palabras que a ti te parecen vetustas, tal vez es porque él las usa en su lenguaje cotidiano, que trae aquí sin más intención que abrirse la camisa y dejar que salgan y cese la opresión en el pecho.
No creo que pretenda deslumbrar a nadie, ni ser perfecto, y eso precisamente me gusta. No sigue ninguna corriente, salvo la que le dicta su propia vivencia.
Yo soy -igual que tú te reconoces-, torpe escribiendo, y aunque tenga capacidad para desmenuzar textos como cualquier otra persona, no me parece oportuno por el hecho de que uno en un blog se expone, que estemos dándole aquí a Raúl esta sesión de verdugos literarios..
Y me callo ya!!

Tänzerin dijo...

Olvidé mencionar una cosa, la vanguardia, ah, la vanguardia, dónde se quedó? en qué manos? Así que la vanguardia está en el equilibrio entre lo que ya se ha hecho y lo que no se ha creado todavía.
Ya todo está inventado, creo. Y me resulta más provocador, fresco, vanguardista y creíble lo que se escribía entre los años 20 y 40 -y pienso en Arp, en Aragon, en Michaux, en Apollinaire (anterior lo sé), en Breton..- que lo que se hace ahora. No tiene nada que ver ser moderno con adaptarse a la actualidad. Que se adapte ella a nosotros y nos permita hablar con nuestro propio lenguaje en lugar de adherirnos a corrientes para ser cool, creo precisamente que defender ser preso del tiempo en que se vive echa por tierra la genialidad de tantos autores que han trascendido con su obra todas las modas y les ha hecho intemporales.

Sonia Betancort dijo...

Un fantástico final para un texto cargado de sensibilidad, dolor y ternura. Un abrazo

Odiseo de Saturnalia dijo...

Me hiciste perder en tu texto... esta vez, en una tristeza.

Saludos.

- YOGUR - dijo...

Yo es que soy más de Sábados, los Domingos siempre han tenido algo de aterrador pues el final del Domingo es la muerte del descanso y el comienzo de la rutina...

Un abrazo! ;P

alkerme dijo...

Oh! recordar y recordar y que la ausencia nos visite...
lo peor...

Un beso y gracias

Miguel Baquero dijo...

No sé qué decir. Por un lado creo que escribes muy bien, pero por otro creo que David Condés y el Viajero tienen algo de razón: hay mucho adjetivo, creo que no hay sustantivo en todo el texto que se escape sin su calificación. Pero bueno, imagino que en último caso ese es tu estilo y lo peor que se puede hacer con un estilo es intentar cambiarlo por las bravas, de buenas a primeras. A mí, particularmente, me gusta más leer "hospital", bonita palabra, que "aséptico edificio", pero como quien escribes eres tú y no yo, y el texto al final resulta, pues eso... Que al final no he dicho nada, ¿verdad?

pepa mas gisbert dijo...

A mi la que me da pena es ese alguien que limpiará las poluciones del susodicho que de dichoso no tiene nada.

Y después de este sesudo y elaborado comentario me voy a dormir que estoy agotada, prometo volver y dejarte algún texto como dios manda o mejor dicho como se merece Raúl

Besos de jueves que te durarán hasta el domingo por lo menos

pepa mas gisbert dijo...

Ya he vuelto y te traigo este poema de Jose Angel Buesa:

POEMA DEL DOMINGO TRISTE

Este domingo triste pienso en ti dulcemente
y mi vieja mentira de olvido, ya no miente.

La soledad, a veces, es peor castigo...
Pero, ¡qué alegre todo, si estuvieras conmigo!

Entonces no querría mirar las nubes grises,
formando extraños mapas de imposibles países;

y el monótono ruido del agua no sería
el motivo secreto de mi melancolía.

Este domingo triste nace de algo que es mío,
que quizás es tu ausencia y quizás es mi hastío,

mientras corren las aguas por la calle en declive
y el corazón se muere de un ensueño que vive.

La tarde pide un poco de sol, como un mendigo,
y acaso hubiera sol si estuvieras conmigo;

y tendría la tarde, fragantemente muda,
el ingenuo impudor de una niña desnuda.

Si estuvieras conmigo, amor que no volviste,
¡qué alegre me sería este domingo triste!


Como ya tienes besos, ahora te mando abrazos

Mixha Zizek dijo...

buen relato, con un buen final; la metáfora que remata el texto es muy buena (la apunte incluso por supuesto poniendo que es tuya).Podría crecer tu historia da para mucho más, está llena de imágenes interesantes. Volveré eres bueno escribiendo, un beso

iliamehoy dijo...

Hago una primera lectura rápida, y me emociono; leo los comentarios... aprendo, me sorprendo, entiendo, sobreentiendo; vuelvo a leerlo, esta vez pausadamente, saboreando, vuelvo a emocionarme y regreso a mi rincón feliz por el regalo y la sensación de a pesar de todo, mantener intacto mi criterio.
Simplemente, me gusta

Juanjo Montoliu dijo...

Parece que, a la tercera, irá la vencida, si los duendes me dejan, y ya no me acuerdo de lo que quería decir.
Ah, sí, algo de que no hay peor visita que la esperada y puntual de la ausencia. Y que me ha gustado mucho tu texto.
Lo primero ya lo has dicho tú, y lo segundo, lo sabes.

Abrazos.

Anónimo dijo...

Escribir aquí es como escribir en el aire, no sabes dónde iran a parar tus palabras.
Me duele la cabeza, esta noche he dormido mal. En realidad esta semana no es una buena semana. Así que ando un poco gruñona.
Sólo te quiero indicar unas cuantas cosas, que no tienen demasiada importancia, que no sé si llegarán a ti.
1- Tu yo nunca estará caduco, ni viejo. No. Tú siempre eres el mismo.
2-Sigue vivo porque yo estoy viva. No moriremos jamás.
3-Si estuvieras en un hospital y yo tuviese constancia de ello, iria corriendo a verte, nunca he estado ausente.
4-No me gustan que me llamen Isabel. Lo odio.

Te mando un beso de esos que curan las heridas.

Anónimo dijo...

Un relato magnífico. La atmósfera de añoranza, tristeza y soledad, totalmente conseguida. La frase final el broche de oro.

Y ahora los “peros” (a mi también se me da mejor criticar que escribir lo propio, jejeej): estoy de acuerdo con lo que te comentan David Conder y Viajero Solitario. En mi opinión no es tanto el exceso de adjetivos como el abuso de la fórmula “adjetivo antepuesto al nombre”, que le da al relato un cierto aire poético-caduco.
Fíjate la de veces que utilizas esa fórmula:

aséptico edificio,
melancólicas anotaciones,
inútil semilla,
furtivas imágenes,
adolescentes estíos,
livianas orgánzas,
ligero bronceado,
sinuosas y excitantes curvas,
impúdicas garras,
frugal sustento,
cruel visita”.

Y recuerda: si el relato no me hubiera parecido excelente, no me habría molestado en hacerte este comentario.

Ahora bien, tal como dicen algunos comentaristas, el relato es tuyo, y tú eres quien decide lo que te gusta y lo que no. Pero bueno…, muchas veces (por lo menos yo) tenemos cierta ceguera para los defectillos de “nuestros hijos” .

Dejando de lado toda esta crítica (minucias subsanables) la magnífica esencia del relato sigue brillando con luz propia.
¡Ehorabuena!

Anónimo dijo...

Hola..ola triste..Así es tú relato que habla de soledad,abandono,melancolía...También de frustración x ese final nunca imaginado de tú personaje. Lo he vivido como algo cercano aún cuando no conozco nadie en esa situación. Me lo imagino en la cama de un hospital o de un manicomio,esperando la muerte,más esperanzadora y menos dolorosa que la continua ausencia. Un beso. Aire

Vivian dijo...

De todos los días de la semana, éste es el relato que más me ha gustado, has conseguido trasladarme a ese lugar aséptico, donde los recuerdos de tiempos felices se convierten en compañía.
Sobre el tema de los epítetos, aquí una siempre se ha definido como gramaticalmente caótica. A mí me gusta como escribes, aunque no siempre me gusta lo que escribes, soy más de fondos que de formas, y con las formas me gusta quién las usa como medio más que como fin. Como dice uno de mis mejores amigos, a ti te gusta Faulkner porque pone los puntos donde le sale de los cojones, no es por eso, bueno, no es sólo por eso jajajajajaja. (Eso de hablar en presente de un muerto, no se en que tipo de incorrección se encuadraría, pero, sinceramente, me importa un carajo jajajaja)

Un beso

P.D: “De aquí a la eternidad”, grande, grande, grande.

Anónimo dijo...

Raul, he leído el mensaje que me dejaste en mi blog y que, con tu permiso, ahora copio aqui porque es interesante y así aprendemos todos:
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RAUL DICE:

Gracias, gracias, gracias...
Ahora mis razones, para el caso de que las necesitara:

La clave que justificaría (a mi entender, que para eso soy el autor, el uso de los epítetos) radica en; primero, analizar en qué persona está escrito el relato; y segundo, una vez comprobado que el que narra es un hombre viejo (de otra época), enfermo, algo versado (la alusión a Lamartine no es baladí) y además nada resignado a su funesta suerte(el hombre a pesar de todo se sigue "tocando") ¿qué diría al hablar de su cautiverio: hospital o aséptico edificio?.
Es decir, el uso de la primera persona a la hora de narrar, me ha condicionado (adrede) el contenido material del relato.

Pero bueno, dicho lo cual, entiendo que incluso quizá podáis tener razón, desde el punto de vista de convertir en dogmático o reglado, lo que en un principio son impresiones subjetivas.

Que te haya gustado, es lo que me importa.

Un abrazo."
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Bien, ciertamente, tal como dices, es el autor quien decide si necesita razones o no para justificar lo que escribe.

En cambio, los que nos atrevemos a hacer los comentarios (SIEMPRE CONSTRUCTIVOS) sí que necesitamos
razones para justificarlos.

Bien, tus razones, que amablemente decidiste justificar (podrías habernos mandado a paseo, jejej) son el que el narrador está en primera persona, es viejo y lee a Lamartine.

Si lees bien, en mi comentario no me centro tanto en el abuso de epitetos (adjetivo que no añade ninguna información suplementaria a la del sustantivo con el cual concuerda), sino en el exceso de la formula "adjetivo+nombre" en lugar de intercalarlos con la de "nombre+adjetivo".

Aclarado este punto, retomo mi comentario y sigo pensando que la utilización de esa formula (adjetivo+nombre) es excesiva en cualquier forma de narrador, pero aún es más "chirriante" en el narrador protagonista. Salvo, claro está, que esté escribiendo un poema. Y ahí ya no llego, porque no es algo que domine.

Sin acritud, ¿ein?
;)

Anónimo dijo...

Alberto Q.
www.lacoctelera.com/traslaspuertas

Los domingos suelen ser melancólicos de por sí...

Todo el mundo debería "rebelarse contra su hoy caduco". Qué bueno!!!

Saludos!

Santi S. dijo...

¡Acojonante el relato! aunque no tenga ni puta idea de lo que es un epíteto, ni un I+D (perdón, un adjetivo+nombre).
No quisiera causar malos rollos en un blog que apenas visito (me ha invitado varias veces una amiga común, a la que no hago nunca caso, jeje) pero no me resisto a manifestar lo sorprendido que estoy al comprobar la cantidad de profesores de literatura que andan por fuera de las aulas. Y por lo que veo, chaval, a ti te han suspendido, jejejeje!!!
A mi me ha gustado un montón el cuentecito, pero ya te digo que yo, por mucho que lea y lea, de esto no tengo ni puñetera idea....por eso ni se me ocurre intentar escribir.
Abur.

Camy dijo...

La soledad de uno mismo, la consciencia de saberte ¿viejo? seamos correctos, anciano, le pérdida de las fuerzas, el abandono de tu propia casa... Sólo le quedan los recuerdos y más nítidos que el ayer reciente.
La Residencia, no es el lugar más cálido para vivir.Y las visitas no suelen ser variadas y frecuentes.

Todos nos convertiremos en habitantes perennes y finales de ese o de otro edificio menos aséptico pero a lo mejor más compartido.

un beso
P.D. Deseo que no necesites una segunda parte (véase Juanjo) para que entendamos los que querías decir. Otro beso

Lula Fortune dijo...

Glups! Mi fotograma favorito en la portada del blog ¿Ya estaba la otra vez que vine? ese relato tan de blanco y negro... has iluminado mi viernes dominguero.
Besos de Isabel.

Portobello dijo...

Tus relatos de calendario me siguen pareciendo fascinantes, como un croissant en domingo junto al un buen café negro. Como la tarde de te sentada ante un par de buenas películas de video. En fin que eres un crack!

El Doctor dijo...

Dice el poeta:"Cuánto muere un niño en una tarde de domingo." Cuento lleno de tristeza,melancolía e inquietante belleza.Precioso.
Nunca te he comentado nada respecto a los baners de tu blog,y es que son de coleccionista. Mi más sincera felicitación para Elena.

Y nada hombre,no te cortes y comenta lo que quieras.

Que también tengas un buen finde,mi querido Raúl.

AdR dijo...

Los domingos siempre me han parecido aburridos y soñolientos. Pero es leer eso tuyo de evocar en carne y el día cambia por completo.

Abrazos

Anónimo dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=7WtvYfh6CMQ
Sólo pasaba por aquí.Dicen que para los enamorados...Son todos los Domingos.

Lila dijo...

Tan real y triste. ohhh que sensación desagradable...

Miss Morpheus dijo...

Alimentarse de recuerdos y haber dejado de esperar... Es la viva imagen de la desesperanza.

La soledad, la decrepitud..

¿Por qué un hospital? Se respira el aire de una residencia...

A pesar de lo deprimente del tema resulta agradable leerlo.

Un abrazo.

Paula Malugani dijo...

Hola Raúl, volveré a este blog de películas escritas a pincel, donde la poesía también plantea sus reflejos.
Hoy me endomingaste el lunes, gracias.

Sibila de Cumas dijo...

Ay, Raúl! Este texto me encantó! Todavía tengo los ojos llorosos y no resisto releerlo. Tal vez porque tocaste dos temas terribles: la vejez y la soledad. Si ya son duros por separado, unidos como están en este relato son terribles!!!!!
Pero más allá del tema, me gusta muchísimo la forma en que está escrito, principalmente las frases líricas que describen y sintetizan tan bien las situaciones y sentimientos.
Para mí, este relato es un Ariza auténtico!
Un abrazo

Hank dijo...

Creo que le sobran millones de adjetivos a este texto, querido Raúl. Y también creo que sobra gran parte del texto comprendido entre [No he dormido… …que sigo vivo].

Algo así:
Amanecen extraños los domingos. Hay en ellos ruido de inquietudes, pasos agitados, pálpitos de emoción. El domingo es día de visitas en este aséptico edificio habitado por perennes finales.
Sobre la mesita, un par de retratos de los hijos que tuvimos, las últimas gafas que me regalaste, y el Jocelyn de Lamartine, amarillento y lleno de melancólicas anotaciones, con el que pasabas las noches vacías de otoño, esperando agitada a que yo llegara.
Rebelándome contra mi hoy caduco, juro que daría cualquier cosa por volver de tu talle a aquel reino de la frivolidad. Por volver a retener tu cuerpo amado, en las impúdicas garras de mi capricho. Te evoco en carne, Isabel, y siento así que sigo vivo.
Me traen el desayuno. En media hora alguien vendrá y retirará los restos del frugal sustento. Después me aseará y pulcro, como un pincel, recibiré postrado en esta cama, la cruel visita de tu ausencia.


Si acaso mejor enlazadas las partes para conseguir un todo más compacto (yo sólo he cortado y pegado). El final es una pepita de oro; deja que fulgure y no lo ahogues entre las sombras de los adjetivos.

Un abrazo, difuso.

Raquel Graciela Fernández dijo...

Muy bello el texto. Me ha dejado un sabor agridulce en el alma.
Un abrazo.

Javier Puche dijo...

Pues fíjate que a mí me parece una pequeña joya, tal y como está.

Isabel Barceló Chico dijo...

Estos amores que se prolongan hasta la vejez y la muerte, me conmueven profundamente. Aquí la soledad y la ausencia son desoladores, pero también ardientes. Duraron mientras hubo vida en los dos. Y eso no puede decirlo mucha gente. Saludos cordiales.

pepa mas gisbert dijo...

Poema para hoy:

El silencio sido

El día amanece vestido de gris,
es una plomiza mañana de primeros de mes,
y gritas su nombre en tu habitación vacía:
la página es tu voz
y la palabra el silencio sido.
Cómo palpita el momento,
qué melancolía de gestosen un huir de arrasadas lágrimas,
para ocultar el instante
y los tañidos del cristal.
Pero, de nuevo, las estrellas te arropanen su belleza, ¡suicídate, es el momento!
La clepsidra derrama su gota última
en el alba repujada.

Enrique Villagrasa González

No hay nada peor que gritar un nombre en una habitación vacia...

Besos, ¿ya te había dicho que me gusta lo que has escrito?.

arcademonio dijo...

...me pusiste los pelos de punta...conmovedor a la par que brillante...infinitos besos de bolsillo...

Tacirupeca Jarro dijo...

El adjetival debate sobre el antepuesto epíteto me deja más fría que la blanca nieve...
Me parece un relato redondo.
La historia que cuentas no me resulta lejana, y conozco a miseria de las sábanas "manchadas de inútil semilla", el recuerdo en vano y la resignación de la rutina y la dependencia.
A veces los microacontecimientos de un domingo pueden llegar a ser lo más emocionante de una vida.
Un abrazo.

Vintage dijo...

Y pasan miles de domingos con esas ausencias, es una lástima sinceramente, pero no queda otra
muakkkkkk

el piano huérfano dijo...

una ausencia muy presente, una ausencia que desea llenar un vacio, todo llega.
muy bonito la forma que lo relatas, pude sentir hasta las sabanas limpias puras, y incluso imaginarlas de antes..
muy bonito
voy a pasar por aqui a menudo
te enlanzo si no te importa, claro.

Marta Arrufat dijo...

Cruel, duro, muy duro niño. Uff!!

Anónimo dijo...

preciosa carta, raúl, apasionada, llena, me ha encantado

entrenomadas dijo...

Interesante mezcla de ternura y dureza. En la de hoy me has dejado pensativa y hasta dolorida.
Muy bueno, D Rául, muy bueno.

Other kiss,

M

Daniela Valdez dijo...

¡Qué bonito escribes!

un pirata dijo...

quizas porque hoy es domingo te escribo aqui, soy nuevo por esto de los blog y el tuyo me parece bueno, muy bueno, me gusta tu manera de escribir. Yo tb soy muchas cosas y muchas ex-cosas, me ha gustado esa definicion, jeje y sobre todo tambien soy un cinefilo, me encanta el cine. bueno solo un saludo espero seguir entrande y seguir leyendo.
(por cierto yo soy..en tiempos de calypso)

José Miguel Correa dijo...

Raúl, junto con saludarte ,te felicito por la manera en que escribes, llenas los espacios, nos haces imaginar y soñar con la belleza de la fatalidad.

Marco dijo...

Hola,
Acabo de encontrar tu blog y me parece excelente la forma que escribes, parece de un escritor de mil noches.

Saludos desde Perú.

nochesamarillasg dijo...

megusto mucho,domingo,ausencia,amor.
y tantas emociones mas,expresarlas es todo lo que cuenta,nada mas importa,pues es todo lo que contengo.
me pasare mas seguido.gracias y salud.

Anónimo dijo...

Los domingos sirven para eso,para aburrirse con ganas leyendo ese poema interminable, de amorîos mîstico-religiosos entre Jocelyn y Laurence, pesado, arduo y pseudofilosôfico (él pudo conmigo, pues nunca logré acabar ese tocho y me leî el final antes de tiempo,por curiosidad, a pesar de ser domingo...).
Describir un domingo y su pausado ritmo, despojàndolo de adjetivos, serîa quitarle la languidez que acompañan sus horas interminables.
Respecto al hospital, yo vî un psiquiàtrico, en la locura progresiva del amor perdido en el transcurrir del tiempo, sin cese rememorado,perfumado con las gotas de esperma que lo mantienen vivo. A. Artaud, acabarîa casi, casi asî, tal vez "una tarde prosaica y lànguidamente dominical..."

Un beso con piropo: !wapo! ;)

Anónimo dijo...

Raùl,
Disculpa. Si regreso, es porque hay algo en lo que anduve pensando, mientras corregîa, y no me dejaba en paz.
De haber escrito "hospital" en vez de "aséptico edificio", mi mente, por tomar un ejemplo, no hubiése pensado en un "manicomio" sino en un hospital- impuesto por el narrador- como espacio cerrado.
?Qué es crear? Segùn "la def de la RAE" es ser libre de hacer, producir algo de la nada, fundir, darle vida a algo, "criar" (gestar dirîa yo) asicomo dejar a los demàs soñar,evadirse, reconocerse en lo escrito, o no, enaltecerlo o criticarlo (y eso, lo asumo yo).
Lo que intento decirte, es que una vez escrito, vomitado o escupido, nunca hay que volver jamàs la vista hacia atràs hacia lo escrito. Es como las viejas fotos, en las que nos veîamos feos, ridîculos y como que no éramos nosotros, pero en las que nos captaron como fuimos en ese preciso instante. Aquellos que niegan o no asumen esos momentos en los que iban construyéndose en un pôstumo escorzo, tardaràn en encontrar su senda. Utilizarîa en ese caso,en lo que les concierne una metonîmia y convertirîa al escritor en la imagen de la estatua de sal bîblica, como imagen alegôrica, en la que el escritor se convertirà y paralizarà su propia creaciôn. Si por el contrario, se trata de una necesidad, de una bûsqueda de la escritura en sî, como hiciesen Guillermo Cabrera Infante o Marsé, por citar sôlo a éstos en su eterno regreso a lo escrito,ahî, es la elecciôn del autor frente a lo creado, y eso son palabras mayores, pues son sus criaturas.
Que sean otros quienes se devanen los sesos y trituren el texto, es lo mejor que pueda ocurrir... ni siquiera el autor lo hubiese soñado. El acto mismo de escritura, ya lleva su parte de sufrimiento,(de estar bien escrito), de saber hacia donde se va... etc.
Uno escribe para que lo lean, recuerdo que me dijiste. Yo, escribo para mî, y si no les gusta, no por eso dejaré de escribir, aunque sus crîticas o elogios , me alimenten o me alienten, o bien , intenten destruirme.
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