jueves, 7 de agosto de 2008

... Y qué cosita es

En la esquina...

43 comentarios:

Sendieva dijo...

los colores, los ruidos, los olores, los sabores... de un barrio, sobre todo cuando faltas, la vuelta suele ser la que te lo hace recordar todo...

Un beso.

pepa mas gisbert dijo...

Tannhauser, lucha entre lo celestial y lo profano, entre algo que quiere y algo a lo que no se quiere renunciar, como los personajes de tu historia, vestidos con la humildad del trabajo cotidiano, disfrutando de la grandeza de los creadores, y sin necesidad de elegir.

Un beso, me alegra ver que no estas de vacaciones blogueras, porque no quiero echar de menos tus textos siempre tan creativos en perpetuo dialogo con un abogado por otra parte.

Anónimo dijo...

Ese barrio tuyo, esa plaza entre real e imaginaria, siguen siendo de lo más sorprendentes y hermosos. No acabes nunca de contar sobre ese universo.

María.

Anónimo dijo...

Jajajaja.... Todos tus banners son fantásticos.

Rara Avis dijo...

Me ha encantado... tus letras tienen una música propia...

besitos

Portobello dijo...

Me gustan tus carteles del blog, banner o letrero. Son muy llamativos. Gracias por tus recomendaciones que me me parecen muy inteligentes. He oído hablar de la escritora frances Fred Vargas, pero no he leído nada suyo. Me gusta el nombre que se ha ageniado, lo cual me da pie a volver a reconsiderar mi idea de ponerme un seudónimo.

Me gustan tus pequeños escritos del barrio de oficios diversos que estás creando. Eres un lector insaciable.

Camille Stein dijo...

pues quién pudiera estar allí, en ese barrio, en esa plaza, para gozar de tan prometedor espectáculo...

maravillosa locura la que emana de las pasiones llevadas a la práctica, sea cual sea el escenario y su resultado...

un abrazo

Anónimo dijo...

Mientras leía este bonito relato, iba imaginando perfectamente todo lo que ibas describiendo. Cuando he llegado al momento en que dices que los protagonistas sacaban sus curiosos mecanismos a las puertas de sus negocios, me ha venido la imagen de una preciosa escena de la peli Cinema Paradiso, en la que Alfredo se las ingenia para que la gente que no ha podido entrar al cine puedan ver desde la plaza del pueblo la película que se está proyectando dentro. Esa magia que sentí cuando vi esta escena es la misma que he sentido leyendo tu relato.
Un saludo.

entrenomadas dijo...

Estupendo, nos tienes mal acostumbrados,pero sigue, sigue.


Kisses,

M

Anónimo dijo...

Soy un anónimo distinto o similar a los anteriores...porque me sumo para situarme en la plaza, a una distancia prudencial, y más cerca de Luís que de Luís, para aportar mi fantástico al experimento de hoy.

Buenas noches Raúl. (Qué rápido he leído!!!)

Anónimo dijo...

"He visto cosas que vosotros no creeríais. Naves de ataque en llamas más allá de Orión. He visto rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir."

Roy Batty

Era normal que recordará estas palabras.

Tom

Elena dijo...

Los que no teníamos ganas de pelearnos todo el año con las reglas, los compases y la quisquillosa precisión que exigía D. Rafaél en todos los trabajos escolares, nos decantamos ese año por la astronomía.
D. Vicente era un hombre de rasgos amables y barba cana, lo que le confería el aspecto de "abuelo encantador" sin que nadie fuera capaz de precisar su edad. Parecía viejo, sí, pero no debía serlo tanto puesto que nadie recordaba haberlo visto nunca envejecer. Era de esas personas tocadas con la varita de la eterna juventud. O la eterna vejez, según se mire. Año tras año, lo único que cambiaba en él eran los alumnos.
Juro que le brillaban los ojos cuando hablaba de estrellas y de movimientos planetarios. Que parecía un niño con su juguete cuando, cada jueves, aparecía con cualquier artefacto de fabricación propia para hacernos entender las fases de la luna.
Y una vez al mes, haciéndose de rogar, apiñada la clase dentro del improvisado planetario en una tienda iglú, cerradas las persianas y apagadas las luces de la clase, encendía una esfera celeste a la que pacientemente había punzado los puntitos correspondientes a cada estrella convirtiendo la lona de campaña en nuestro cielo para decirnos; "Y ahora, señores, se está haciendo de noche y empiezan a aparecer las primeras estrellas"

AdR dijo...

¿Lo has grabado?...

Bueno, es igual, lo he podido ver a través de tus palabras. Magia.

Abrazos

Anónimo dijo...

Hola. Gotas de colores, chispas, virutas luminosas y música. Pues tienes un barrio muy entretenido... y eso tres o cuatro veces a la semana?
Uff,qué suerte!
Kuss
Mita

Rayuela dijo...

Durante una época de mi infancia quise ser astrónoma, las luchas posteriores con la física hicieron decaer mi proyecto. Ahora no estudio las estrellas ni intento comprenderlas, me limito a mirarlas, a admirarlas y a pensarlas. Quién pudiera ver a los Luises buscando y creando el cielo.

Anónimo dijo...

Que me ha dao por pensar que esa esquina que forman los dos lados más largos del triángulo isósceles es el monte de Venus, y que todos van allí, como Tannhauser, porque es allí donde la felicidad y el amor existe, además del placer.

Me ha encantado leer este texto, y saber que alguien llamada África toca el chelo a las puertas de Tannhauser...
Qué afortunada! :D


Un besito! (que no se perderá como las lágrimas en la lluvia)


Äfrica

Mr. TAS dijo...

qué interesante mirar por aventana de esa plaza... XD

Arcángel Mirón dijo...

Tal vez esta noche me de una vuelta por ese isóceles. A veces viene bien un poco de estrellas, de las verídicas.

Carlos Castedo dijo...

Excelente salto desde la más cercana cotidianidad a la más excelsa ilusión por los placeres.

Tacirupeca Jarro dijo...

Toda la plaza baila extasiada de placer al vivir tal espectáculo de sensaciones...

Y yo también...
Un abrazo

Vivian dijo...

Tras leer el anterior relato y éste, lo primero que me ha venido a la cabeza es que el otro es muy Puccini y éste es muy Wagner.
Como siempre, leer tus relatos es un tiempo muy bien invertido, además de disfrutado.
Y aprovechando que veo que te gusta la música clásica y que tienes a mi adorado Thomas Mann en tu lista, una recomendación literaria, su Fausto, creo que te puede gustar, en mi opinión, sencillamente fascinante.

Un saludo

Dante Bertini dijo...

bueno Raúl, vives en una plaza de lo más interesante. Y bien descripta.
Me gusta el capitel de tu columna, con la familia Sunshine dispuesta a partir en busca del sol de la fortuna.

Anónimo dijo...

Hola, ola de mar...

De joven..quería ser astrónoma, claro que no sé si antes de querer ser cuidadora de animales, astronauta, egiptóloga.., los años se mezclan unos con otros. Pero ahora, si volviera a ser niña, no querría ser astrónoma , ya ves..Me gustan las estrellas sin conocerlas...Me despertaban curiosidad porque muchos héroes mitolóticos fueron convertidos en constelaciones...
Ja, he buscado esa palabra en google, dice que es una ópera sobre un hombre que vivió con la diosa del amor, que se enamoró de una mortal y se redimió.., aunque en otro lugar pone que el papa no le perdonó la blasfemia, y todo se le volvió en contra ( al Papa).
Nació entonces del ingenio de dos luises?, trasmite mi enhorabuena entonces, a tus personajes si un día te los vuelves a cruzar.
O igual no tiene nada que ver.., nunca se sabe.
Un beso
Aire

Tesa dijo...

Nada como vivir en una plaza para tener buena perspectiva. Fíjate, en esa... hasta el infinito y más allá.

Carlos Frontera dijo...

Si algo tienen de bueno los triángulos, isósceles o no, es que cualquier punto situado enfrente de otro nunca está justo enfrente: si trazamos una perpendicular desde uno de los lados, el punto en el que choca, cuando emprenda su perpendicular, dará en otro punto distinto al primero; así se irá tejiendo una red inextricable de perpendiculares que nunca serán encaradas directamente, si acaso de soslayo y tras múltiples perpendiculares.
Es lo que tienes de bueno los triángulos: uno nunca acaba de ver a quien tiene enfrente; de ahí su éxito.

Esta plaza nunca figurará en ninguna guía turística, y está bien que así sea: un exceso de basura orbitando impide cualquier intento de astronomía. Y el experimento se iría al traste.

El Doctor dijo...

Triángulos isósceles o la cuadratura del círculo."¡Y sin embargo se mueve!" Gritó Galileo cuando fue juzgado."¡Hay!" Gritó de dolor Giordano Bruno cuando le quemaban vivo,y,sin embargo,decía Einstein que la imaginación era más importante que el conocimiento."Nada es real.Todo se imagina."Decía Fellini.Leyéndo éste precioso cuento me ha dado que pensar,que el universo no existe,sino que cada uno tenemos el nuestro en la cabeza.Todo lo que existe fue primero imaginado.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Alberto Q.
www.lacoctelera.com/traslaspuertas

Estimado Raúl

he descubierto casualmente tu blog porque has dejado un comentario en mi post de EL GRADUADO.

Me ha gustado tanto tu mezcla de cine y literatura que no me he podido resistir: ya formas parte de mis enlaces.

Saludos y nos leemos!

Mónica Sánchez Escuer dijo...

Un gran hallazgo, tu blog. Me han gustado mucho las entradas que he leído. Ésta última es mágica.
Felicidades.

pepa mas gisbert dijo...

Poema para hoy:
Astrònoms de Greenwich, per al rei i la reina
vosaltres sols éreu ocells del jardí,
amb ulls més oberts i més foc i fal·lera
que no cap ocell, de comprendre la nit.
No sé si hi pensaven: potser algun capvespre
miraven la llum que en alguna finestra
de l’observatori trencava tenebres
i deien: “què deuen estar descobrint?”.
I no ho comprenien. Seguien la festa
del viure dels reis, oblidant de seguit.
quedàveu vosaltres, els ulls, i l’esquerpa
desperta avidesa dels càlculs: la nit.
David Jou

porque en todo y la astronomia no iba a ser menos, encontramos poesía, como la encontramos en tu relato, en todos tus relatos.

El Doctor dijo...

Por cierto;las puertas de Tannhäuser se abrieron en llamas,quizá ¿por el fuego primegenio de Giordano Bruno?

Anónimo dijo...

Has tardad pero al fin me la has dado...desaparecido!!!

y qué más da... dijo...

Me ha parecido como un cuento de Medardo Fraile. Me hubiera encantado escribirlo a mí. Te odio...

pepa mas gisbert dijo...

Hoy no hay poema, o quizás si, un texto de Cortázar de su Prosa del Observatorio:
...pero el hombre ahí, el inversor, el que da vuelta a las suertes, el volatinero de la realidad: contra lo petrificado de una matemática ancestral, contra los husos de la altura destilando sus hebras para una inteligencia cómplice, telaraña de telarañas, un sultán herido de diferencia yergue su voluntad enamorada, desafía un cielo que una vez más propone las cartas transmisibles, entabla una lenta, interminable cópula con un cielo que exige obediencia y orden y que él violará noche tras noche en cada lecho de piedra, el frío vuelto brasa, la postura canónica desdeñada por caricias que desnudan de otra manera los ritmos de la luz en el mármol, que ciñen esas formas donde se deposita el tiempo de los astros y las alzan a sexo, a pezón y a murmullo...

Un abrazo astrónomico (por lo enorme, claro)

Sibila de Cumas dijo...

Hoy me has hecho trabajar! Debi investigar que era Tannhäuser y me he cultivado un poquito, jeje.
El texto, me parece que es el tercer artefacto de la historia, es una maquinita, un reloj. Todo es dual, los luises, las oraciones que los presentan, los parientes que los acompañan, no hay asimetrías y entonces me preguntaba por qué tres párrafos.
Y ahí entendí, o creí entender leyendo como se me dio la gana: la tercer pata, el número de la suerte, lo que rompe la dualidad: es el arte : la pintura de Jesús, la música de Äfrica (qué bien elegidos los nombres!)y TU LITERATURA (tannhäuser como símbolo)
Una delicia! Me encantó, ¿se nota?

Anónimo dijo...

feliz y torrido verano, me encanto reencontrarte, muacksssss

artica

Nikté dijo...

Ays, ladronzuelo de corazones.
Mira, te estaba leyendo y al mismo tiempo haciendo una simetría con un cuento de las Mil y una noches.
Está escrito así, como tu lo has hecho.
Se trata de dos hombres, un pescador y un comerciante que guardan bastante similitud con tu relato.
Se titula: Historia de Abdalah de la tierra y Abdalah del mar.
Tengo la traducción de Vicente Blasco Ibáñez. Va sin ilustraciones.
¡Con lo que me gusta a mi los dibujos orientales!

Dicen, querido, que este libro recopilatorio de cuentos anónimos debería ser estudiados por todos.
Es una delicia hacerlo, como tú, cuando te contemplo y veo que eres buen alumno sin saberlo, tal vez sin darte cuenta, o sí.
Prosigue, prosigue.
No te detengas

Te dejo una pizca de beso, en la comisura de tus letras.

PD:No debí volver tan pronto, aún no estoy en este mundo.

Ana Estu dijo...

Hermoso, realmente, quisiera saber si es la plaza de un pueblo pequeñito o de una ciudad enorme. Creo que en una ciudad estas magias son imposibles.

Raquel Graciela Fernández dijo...

Tus palabras tienen la virtud de convertirse en colores, olores, sonidos, texturas.
¿A quién le vendiste el alma?, jajajjaja.
Me encantó.
Un beso grande.

Nikté dijo...

He vuelto de nuevo porque tenía algo que decirte pero he vuelto a leer el relato. Ahora se de que se trata Tannhäser.
Podría ser otra historia y sólo queda como una anécdota porque así lo has querido, aunque te confieso que me quedo con ganas.

Lo que te quería pedir es, es, es...que si no has escrito desde tus ojos algo sobre Lost In Translation, me gustaría mucho, muchísimo que lo hicieras.

¿Si?

Cuando coloques tus pies en remojo, sin obligaciones que agobian.

Benjuí dijo...

¿Sabes lo que me gusta de ti? Que no adornas tus historias con adjetivos innecesarios: vas directo al grano, sin florituras.
Me gusta también que te quedes -deliberadamente- en un segundo plano y le cedas el protagonismo a tus personajes: eso no es corriente en los blogs...

Anónimo dijo...

Hay algunas personas que no pueden escapar al "exito". Este blog tuyo, empieza a tener la misma afluencia de público que tu anterior space de "El cartógrafo".
Buenas noches.

María

Anónimo dijo...

En cualquier barrio puede existir una calle así. Sería agradable vivir en él.

Un saludo,

Raquel Graciela Fernández dijo...

Seguro que ésta no es tu última entrada. Mi blog no actualiza.
Me mató la foto de Malcom McDowell!!!!
Te dejo un beso grande.