Sus ojos son de un verde a vetas, mientras Loren la sueña. Un verde de esos que miran dulce, comprenden y abrazan. Un verde como el de esos mares azules, salpicados de playas llenitas de robinsones...
De la ironía del anterior a la poesía de éste. Precioso cuento que muestra la vida de una pareja desde un único punto de vista, pero permitiendo intuir también el de la otra persona. En ese sentido está muy logrado ese último párrafo, en el que podemos imaginar que Carmen está soñando algo tal vez parecido a lo que ha soñado Miguel.
Te he releído y me dejas pensando, imaginando a esa mujer, la de los ojos verdes, con la que Loren "sueña", en una habitación deshecha, viaja en coche cama, la de los mordiscos que no duelen y "despierta" a las siete y media y besa a su mujer. Será acaso verdad aquello " de que los sueños son deseos insatisfechos"
Me gusta cuando un relato nos da libertad para imaginar. Y tú lo consigues-
¿Te has vuelto más poetico o me lo parece a mí? Jajajajaja Me ha encantado, Raúl. Es delicado, intenso y profundo. Está Loren enamorado de Carmen? Uffffff!!
Loren se despierta a una realidad en blanco y negro que inaugura con un bostezo. Eso es vivir, las más de la veces. No hay otra. Y al besar a Carmen, ¿cómo no tratar de imaginar qué sueños continuarán tras esos ojos cerrados, de qué color, en qué playas u hoteles? Un saludo.
Cada vez escribes mejor Raúl. Has llenado la pantalla del ordenador de imaginaciones de un color que se asemeja al verde de los ojos de una mujer de ojos verde mar.
No sabes la nostalgía que me ha producido este pequeño "gran" relato. Me has llevado a los ojos verdes más bellos que puedo seguir viendo y que mi sueño se cumplió..
Me gustan esos ojos verde de mordiscos que no duelen..., pero sentí que al amanecer Carmen con los ojos cerrados ya solo fuera Carmen. ¿Porque la magia ha de desaparecer?
Quizá Carmen no se de cuenta de cuando pasa a ser sólo ella desde la imagen idealizada, desde el momento mágico. Quizá incluso nunca sea Solo Carmen. Un beso, del Aire
¿Y por qué no? Cada uno ve la vida del color que quiera, o la sueña para que coincida con lo que desearía. Todo vale para ser feliz, o intentarlo. Biquiños.
Amigo, me gusta releer tus breves, pero intensos relatos para gozar de todas y cada una de las palabras...ninguna sobra y todas están en su lugar. Envidio tu capacidad para decir tanto en tan pocas líneas. ¡Una verdadera gozada literaria! UN abrazote.
Y al final de tu relato una vuelve a sentirse Loren en la boca del metro. Lo bueno es que para volver al verde se puede releer y la magia vuelve a empezar. Besos, querido Raúl.
Me has sorprendido y lo he saboreado (y mucho)
ResponderEliminarPrecioso Raúl
Tus relatos siempre me gustan, pero el de hoy tiene Magia.
Un beso ( muy sonriente)
Me han emocionado especialmente la gran gama de verdes de la que haces gala.
ResponderEliminarPrecioso!!
Saludos verdes
Cada día eres más poeta. Esos ojos de un verde a vetas invita a seguir leyendo. Precioso.
ResponderEliminarMe gusta el juego del color en el relato, y un buen final, excelente, besos
ResponderEliminarEs lo que tenemos los que los tenemos verdes: que inspiramos mucho.
ResponderEliminarhttp://unoylosdemas.blogspot.com/2010/05/verdes-como-la-albahaca.html
Un abrazo
De la ironía del anterior a la poesía de éste.
ResponderEliminarPrecioso cuento que muestra la vida de una pareja desde un único punto de vista, pero permitiendo intuir también el de la otra persona. En ese sentido está muy logrado ese último párrafo, en el que podemos imaginar que Carmen está soñando algo tal vez parecido a lo que ha soñado Miguel.
Precioso, el relato y la narración. El detalle en buscar lo verde contra lo simple y mundano de la historia.
ResponderEliminarY quién fuera "sólo" Carmen para tener un Loren en su vida.
Qué bonita estampa: querer y valorar lo que se tiene.
Hoy me dejas emocionada, eso sí que es un homenaje a las mujeres.
Un beso.
Una vez más, como dice un filósofo barcelonés muy querido por ambos, se demuestra que la ficción tiene mejores guionistas que la realidad.
ResponderEliminarMuy bueno.
"en los que siempre rima la palabra Carmen con la expresión parasiempre"
ResponderEliminar...me encanta.
¡Qué preciosidad y belleza, Raúl!. Me ha encantado la luz que transmite tu texto, amigo. Muy acertado. Un abrazo.
ResponderEliminarOjalá mis sueños también fueran verdes...
ResponderEliminarTe he releído y me dejas pensando, imaginando a esa mujer, la de los ojos verdes, con la que Loren "sueña", en una habitación deshecha, viaja en coche cama, la de los mordiscos que no duelen y "despierta" a las siete y media y besa a su mujer.
ResponderEliminarSerá acaso verdad aquello " de que los sueños son deseos insatisfechos"
Me gusta cuando un relato nos da libertad para imaginar. Y tú lo consigues-
Saludos
¿Te has vuelto más poetico o me lo parece a mí? Jajajajaja
ResponderEliminarMe ha encantado, Raúl. Es delicado, intenso y profundo.
Está Loren enamorado de Carmen?
Uffffff!!
María.
Simplemente precioso.
ResponderEliminarun suave y dulce relato.
ResponderEliminarBesos, querido amigo
Verde...
ResponderEliminarSiempre verde...
Este Loren sabe lo que sueña.
Saludos R.
Loren se despierta a una realidad en blanco y negro que inaugura con un bostezo. Eso es vivir, las más de la veces. No hay otra. Y al besar a Carmen, ¿cómo no tratar de imaginar qué sueños continuarán tras esos ojos cerrados, de qué color, en qué playas u hoteles? Un saludo.
ResponderEliminarCada vez escribes mejor Raúl. Has llenado la pantalla del ordenador de imaginaciones de un color que se asemeja al verde de los ojos de una mujer de ojos verde mar.
ResponderEliminarPrecioso.
Cuida con los ojos verdes, querido mío, que dicen que traicionan...
ResponderEliminarBesicos
¡Uauuuu!
ResponderEliminarYa hasta los sueños toman realidad en tu pluma. Cojonudo.
Un abrazo.
Me ha encantado, ¡viva el verde!
ResponderEliminarSiempre es bueno soñar, a pesar de saber que despestarse va a llegar de un momento a otro.
ResponderEliminarSalut
Me ha gustado descubrirte, me gusta mucho como escribes. Un placer.
ResponderEliminarBesos y susurros cálidos
hay sueños que deberían durar eternamente...
ResponderEliminarun abrazo.
Es bueno soñar no en lo que se desea si no en lo que se tiene.
ResponderEliminarNo sabes la nostalgía que me ha producido este pequeño "gran" relato.
ResponderEliminarMe has llevado a los ojos verdes más bellos que puedo seguir viendo y que mi sueño se cumplió..
Inmenso y profundo como el mar, querido Raúl..
Wou, eres genial para escribir
ResponderEliminarMe gustan esos ojos verde de mordiscos que no duelen..., pero sentí que al amanecer Carmen con los ojos cerrados ya solo fuera Carmen. ¿Porque la magia ha de desaparecer?
ResponderEliminarBesitos.
Tierna cobardía, tierna pero cobarde.
ResponderEliminarUn beso a tus luces
El final, magnífico, pero me quedo sin duda con todas esas tonalidades del verde
ResponderEliminarQuizá Carmen no se de cuenta de cuando pasa a ser sólo ella desde la imagen idealizada, desde el momento mágico.
ResponderEliminarQuizá incluso nunca sea Solo Carmen.
Un beso, del Aire
Imposible e innecesario añadir más. Te felicito.
ResponderEliminarUn beso
¿Y por qué no? Cada uno ve la vida del color que quiera, o la sueña para que coincida con lo que desearía. Todo vale para ser feliz, o intentarlo. Biquiños.
ResponderEliminarNo hay que fiarse de los ojos verdes, ya sabes. Te queda muy bien esta vena lírica que sacas últimamente.
ResponderEliminarCuánta magia... cuánta dulzura. Colores e imágenes que hablan del amor cuando la palabra amor no es necesaria.
ResponderEliminarUn abrazo.
Que belleza Raúl. Me gusta cuando utilizas tus dotes de poeta en tus historias.
ResponderEliminarSe parece a alguien que conozco. Genial la combinación palabras-tonalidades. Eres muy bueno, Raúl, muy bueno.
ResponderEliminarUn besito.
Joder. Cuanto más lo leo más me gusta.
ResponderEliminarJC.
Eres un auténtico poeta, puedes estar seguro que alimentas el alma de quienes te leen. Al final, Carmen se me antoja verde... Un saludo Raúl!
ResponderEliminar...cuantos matices de verde para una misma mirada...infinitos besos para tus bolsillos...
ResponderEliminarAplaudo tu suave musicalidad.
ResponderEliminarAbrazos, Raúl.
Amigo, me gusta releer tus breves, pero intensos relatos para gozar de todas y cada una de las palabras...ninguna sobra y todas están en su lugar.
ResponderEliminarEnvidio tu capacidad para decir tanto en tan pocas líneas.
¡Una verdadera gozada literaria!
UN abrazote.
Y al final de tu relato una vuelve a sentirse Loren en la boca del metro. Lo bueno es que para volver al verde se puede releer y la magia vuelve a empezar.
ResponderEliminarBesos, querido Raúl.
Después de esto el verde nunca volverá a ser tan solo verde.
ResponderEliminarMaravilloso amigo ha sido un placer que había aparcado para saborear con tiempo.
BESOS
Dichosa Carmen, arrebujada por dos mantas después de haber gozado de los brazos del esposo. Precioso texto. Un abrazo.
ResponderEliminarCada noche para Loren, la magia se enciende...
ResponderEliminarBello
Hasta pronto Raul
Estamos acabados.Ya no podemos ni con el débito conyugal.El simple rayo de sol que entra a través de la ventana matinal nos aturde.
ResponderEliminarUn abrazo,amigo.