 
La niña, porque no es más que una niña de curvas atrevidas, ya es sin embargo mujer de vodkas a las cinco de la tarde, de roces con hombres con galones y de necesidades perentorias. También es un pelín inconsciente, bastante rubia y por momentos simpática. Es de esas mujeres que se muerden el labio inferior cuando quieren que las quieras, y también de las que se hacen acompañar a todas partes por un pequinés, de ésos que se dejan vestir y hacer trenzas en el pelo sin ladrar.
Laura es tan joven y dispuesta, que le sientan bien hasta los moratones que le salen por los golpes que le pega el celoso soldadito con el que se casó, hace ya varios meses y demasiadas discusiones. Ambos no se quieren, eso está claro, pero no cabe duda alguna de que están hechos el uno para el otro. Mientras él mataría por defender su apetecible posesión, Laura, que no llegaría al luto si a él le condenaran, sí que echaría de menos sin embargo, esa mirada autoritaria y rendida que él le dispensa cada vez que sus caderas se insinúan a otro hombre o sus pestañas abanican otros sudores.
La otra noche hubo un tiroteo en el Lumberjack y Barney, el dueño, ya no pondrá más martinis. Los testigos apuntan a que Laura celebró cada bola extra conseguida en el pinball, bailando descalza frente a Barney las serpenteantes notas que emitía la jukbox. Sonaba Duke Ellington. Claro.
Anatomy of a murder.- 1959.- Otto Preminger
 
Genial descripción de una coqueta oficial
ResponderEliminarMuy bueno este.
Un abrazo Raúl
Sí, suele pasar... con Duke Ellington y las "Lauras fatales". Lo que más me entristece, sin embargo, es que el camarero no vuelva a servir más martinis. La gente posesiva puede llegar a ser muy enfermiza... Muy bueno, amigo Raúl. Suerte en Lérida.
ResponderEliminarMe encanto, es un escrito de tu autoria? o es de algun libro?
ResponderEliminarHas capturado la esencia hábilmente. Preminger estaría orgulloso.
ResponderEliminarOh cielos, si es que las lolitas siempre han sido muyyy peligrosas...
ResponderEliminarBesicos y mucha mierda para mañana!
Mi querido amigo, este fin de semana la programa un canal de esos de TDT tan aficionados a las tertulias de ultraderecha. Lo único que nos queda en la tele es el cine, amigo.
ResponderEliminarFenomenal relato.
Abrazos.
De Laura hablamos en su día. Decíamos que parecía que le iba a estallar la blusa en cualquier momento. De Jimmy Stewart también comentábamos que "su habilidad ante juez y jurado era del mismo nivel que su capacidad para mantener a Laura –y a su “blusa”- lejos de su espacio vital".
ResponderEliminarOtra buenísima película.
Un abrazo.
Estupenda película en miniatura.
ResponderEliminarNi una palabra de más (ni de menos)
ResponderEliminar¡Perfect!
Un saludo.
Una mujer que deja huella hasta en la roca viva pobre del que caiga en sus manos y pobre de ella.
ResponderEliminarMientras escucho jazz muerdo mi labio inferior, pienso en Laura tan bella con sus moratones, bailando con los pies descalzos.
ResponderEliminarUn beso fuerte Raúl.
Profesión de riesg esa de servir copas y amortiguar sentimientos.
ResponderEliminarSaludos y suerte en Lerida.
Esta Laura, que no es la de Gene Tierney, vive desde luego en el cine americano. Me encanta como la pintas.
ResponderEliminarPobre soldadito celosón ...vaya roto que encontró para su descosido.
ResponderEliminarMe los estoy imaginando, a ella y a su canino, atados corto, pero dueños y señores de sus distancias. Menudos son los pequineses!!
ResponderEliminarTodo zapato tiene su horma.
ResponderEliminarDigna de un Pin Up esa Laura...pobre soldadito...los golpes de ella son más duros y llegan más lejos.
ResponderEliminarUn besito.
Diría que es una película, una mujer, una relación y una música en blanco y negro.
ResponderEliminarEl color lo ponen tus palabras.
Saludos.
Ays, aquellas curvas en blanco y negro... qué color tenían.
ResponderEliminar¿Seguro que no eres una mujer camuflada, Raúl, jajajajaja........?
ResponderEliminarLo digo porque es imposible que sin serlo describas tan y tan bien los personajes femeninos.
Suerte, mucha, en Lleida mañana.
María.
Las Lolitas seductoras son tan peligrosas como pistolas cargadas en manos de niños inconscientes.
ResponderEliminarUn beso
Una Laura, niña mujer fascinante, sensual, que describes con maestría.
ResponderEliminarPreminger te felicitaría por tu texto.
Yo también lo hago. Gracias por recordarme a Duke Ellington
Es un placer leerte-
¡Fantástico!
ResponderEliminarQue poder de sugestión tienes, Raúl: lo has bordado...
Saludos.
Y que vaya bien esta tarde en Lleida, que seguro que sí...
Suerte en Lérida.
ResponderEliminarEs que nacer "Laura" es un martirio, y ya con pequinés...pobresita.
Besos
Me ha encantado la escena del pinball, siempre he pensado que no hay nada más erótico que una mujer contundente jugando al pinball.
ResponderEliminarQue gran descripción de una mujer, de una situación dificil, genial.
ResponderEliminarMe ha gustado sobre todo eso de "se merecian el uno al otro".
Un saludo
Tu gracia al escribir hace que podamos ver (en blanco y negro, claro) nítidamente la escena que nos muestras. No conozco la película, pero me han entrado ganas de ver cómo queda la cosa.
ResponderEliminarUn abrazo.
uffff.... has dejado mi cuarto lleno de humo, de música y de tintineo de copas...hasta los tacones de Laura resuenan en mis baldosas. Este relato me ha encantado.
ResponderEliminarUna gran peli, quitándole claro está los moratones del soldadito autoritario, ¡aunque ya no sería la misma...!
ResponderEliminarBesitos.
Seré breve. En una crítica de la película leí lo siguiente: "¡¡Qué ganas te entran de pescar, fumar, emborracharte y ejercer la abogacía viendo esta peli coño!!". Quizás hasta te influyo a ti...
ResponderEliminarSólo deseo la violencia del amor para la literatura, la buena como la tuya.
ResponderEliminarSalud.
PD: Espero que Lleida te haya acogido como te mereces: De primera.
Ay, las mujeres que se muerden el labio inferior... ay de mí. Que me traen por el caminito de la desesperación.
ResponderEliminarAbrazos, fenómeno.
Laura debería llevar consigo una señal luminosa de peligro.
ResponderEliminarFantástico relato, Raúl
Besos
Las mujeres ya no toman vodkas a las cinco de la tarde. Es una lástima.
ResponderEliminarMuy bien narrado. Enhorabuena
lolitas, lauras ...sin la femme fatale nuestra vida hubiera sido distinta. hemos aprendido a vivir con ellas... (las sandrasdees y dorisday siempre me empalagaron).
ResponderEliminarcuánto le gustaba a preminger el nombre de laura. recuerdo mejor a Gene Tierney que esta Laura. la vi en la infancia, peri igual ya es hora de volver a ver Anatomía de un asesinato.
un abrazo.
Maldita coincidencia. Bola extra y Duke Ellington. Pobre Barney.
ResponderEliminarde esas mujeres es posible morir aunque si suena Duke todo está permitido...abrazos
ResponderEliminarUna muy buena anatomía del cuerpo del delito.
ResponderEliminarUn fragmento perfecto que invitan a ver el resto.
Salut
Pobre Laura, amarrada a vivir un martirio, por el deseo de un amor intenso, y por lo tanto, perderse todos los placeres y goces de la libertad. Que buen film, Raúl.
ResponderEliminarPues a mí los que siempre me han caído fatal son esos pequineses. Los que se dejan vestir y hacer trenzas.
ResponderEliminarEn tu estilo impecable: nada le sobra, nada le falta. Lo que me queda, sin dudas, son las ganas de conocer a esta otra Laura de Preminger.
ResponderEliminarSaludos.
Pues yo no te digo nada que he llegado tarde y ya lo han dicho todo los demás.
ResponderEliminar¡hala! Un beso
Buenisimo, de los que mas me han gustado hasta ahora: por el tema, y sobre todo por el ritmo que tiene y el brio con el que esta contado, es una pequena joya de serie negra con sabor a cine de entonces. No falta ni sobra ni una coma a lo largo del relato, pero el final es sencillamente perfecto.
ResponderEliminarEste relato me ha encantado. Tiene algo que me ha hecho pensar en situaciones reales presenciadas por este sencillo lector de tu blog.
ResponderEliminarY que decir de la foto que le acompaña. Es alusivamente genial.
Gracias Amigo.
Algo tienen las mujeres descalzas bailando...
ResponderEliminar(sonrío).
Qué manera tan magistral de decir las cosas sin nombrarlas directamente. Qué bueno...
ResponderEliminarUn beso.
Raúl, el relato entero es una curva en sí mismo, un permanente contoneo. Buenísimo, como todos los tuyos!
ResponderEliminarMe encanta el último comentario que te han dejado, y lo suscribo en su totalidad. Escribes dándole la vuelta a todo, pero sin que nos demos cuenta.
ResponderEliminarUn amigo.
ALEX BARRETO
Acoso laboral, y encima la música que no ayuda. Lo peor es que hay gente que no sabe terminar bien las historias...
ResponderEliminarUn saludo
No sé cómo llegué hasta aquí pero llegué. Enlazo tu blog desde el mío para poder llegar más fácilmente.
ResponderEliminarUn cordial saludo,
PABLO GONZ
Me gustan las mujeres bastante rubias, le dan un toque desenfadado e inestimable a la vida. Y aunque yo soy más de gintónic, también me hubiera gustado verla bailar descalza e irreverente ante el destino.
ResponderEliminarVale la pena morir de esa forma, yo ni lo dudaría. Hay mujeres que tienen ese “no sé qué” que las hace una femme fatale, una droga que te encandila.
ResponderEliminarSaludos!!
Qué difícil es entender el amor, como bien cuentas; qué difícil saber qué es y qué no es amor.
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