Tu historia me recordó la letra de un tema de Silvio Rodriguez: "Canción de Invierno" "Cuando todo pasa te crees segura mientras con tus horas revuelves cenizas presientes muy dentro pasiones prohibidas no importa mentirse para ser felices hasta que un deseo se meta en tu lecho mas ¿qué estás pensando? te tapas el pecho" Un abrazo
La sutil y despiadada "elocuencia" del silencio y de los gestos. ¡Cuántas palabras apagadas y sin embargo que desgarro transmites! Excelente relato. Lo he leído varias veces. Esto sucede con pocos textos que disfrutas y descubres nuevas imágenes en la relectura. Es un placer leerte-
¿La cabecera cambia automáticamente, o mi memoria es de pez? Esta madrugada dejé un comentario, creyendo ser el primero, y ahora ni comentario ni cabecera. Porque hoy es jueves, ¿verdad?
Pues nada: que me encanta ese gesto de Quique, ese amor que ella recibe sin sentirlo, que está ahí, quizás en sus sueños, pero que no sabe reconocer.
La impotencia de resucitar a un muerto, la entrega del que no sabe que una parte de lo que fue ya no existe, el inmenso vacío que uno se empeña en no querer ver....
Bárbara padece de una insatisfacción silenciosa que ya ni se aplaca con lo prohibido. Quizá Quique debiera despertala sutilmente cuando él la acaricia tan amorosamente sin que ella se entere. Excelente relato Raúl. un abrazo
Es que llora por ella misma,¿no? Entonces es difícil que pueda darse cuenta de las caricias nocturnas de Quique. Yo soy de las que hacen las maletas rápido. Besotes
Elucubro. Seguramente Bárbara ignore que el otro es siempre un pretexto para conocerse. Puede que poco más. Quique evidencia en ella su propia incapacidad, al tiempo que se descubre a sí mismo como un inventor de caricias para náufragos. Desencuentros con el otro que ponen a prueba nuestro talento. Agradable y fluida composición, Raul. Saludos.
Como estoy de vacaciones seré breve: Quique es un panoli que no se entera de nada y Bárbara no sabe lo que quiere, peor, sabe lo que quiere, y hasta conseguir eso le aburre. Por supuesto tu lo dices con mucha más poesía.
Reditar caricias, buscar puentes en el abismo de la desidia cotidiana, me encanata como los detalles te llenan. Mucha suerte en Lleida, ¿para cuando Sevilla?
Me dan muchísima pena los dos. Quique por entregarse entero a quien ya no quiere recibirlo y Bárbara porque se perdió, y no podrá encontrarse mientras perpetúe ese vacío. Magnífico relato, Raúl
...Aun a pesar de que Bárbara ya no sabe lo que quiere o desea, tiene mucha suerte de tener esas caricias en la espalda, que sin decir nada lo expresan todo, el la esperará y está a su lado..., cuando ella desee volver...
Quique sigue echando flores al abismo. El mismo en el que se sumerge Bárbara abrazada a las dudas de una existencia varada. Cuando las sábanas callan.... Una sonrisa
Escelente relato, me ha llamado la atención eso de reeditar las caricias, como los DVD con extras, pero en este caso, sin ellos, muy significativo. Un saludo
antes de todo: muchas gracias por tus comentario.Con respecto tu texto extremadamente genial puedo decir que me recuerda a una primavera lechosa con algunas lloviznas de histéricas ricas llenas de llantos y oro en los ojos...
Sexo, amor, relaciones turbulentas, equívocas... tus relatos son joyas que le hacen a uno pensar que a veces uno está metido en el argumento de un guíón cinematográfico, y no lo sabe.
Á veces el amor deja sitio para que entren otros inquilinos a visitar y a llevarse de souvenirs a la pasión. Cuando el inquilino entra, casi nunca se va sin llevarse algo o a alguien. Un besito.
Me encanto, Raúl, como el sentimiento del amor empieza con tanta fuerza y con el pasar del tiempo se va debilitando. Me gusta creer que este angustioso desenlace, en algunos casos, a pesar de ser la moda, no es un determinante. Repito, que buen escrito. Un saludo desde Colombia, Raúl.
Esto debe ser una peli de terror... qué angustia por parte de los dos. Las caricias reeditadas sólo son efectivas con un amor profundo. Si no, a la segunda edición se agotan, y ni el más experto las salva. Creo...ja ja Me gustan mucho tus textos, Raúl.
Se me ha atragantado el cariño fiel y la entrega estériles. El último párrafo lo remueve todo y sin saber cómo te hace parte. Muy bien Raúl, que todo siga así, un saludo.
El triste y certero retrato de la disolucion de una pareja por culpa de aquello tan venenoso y dificil de definir, "el paso del tiempo", pese a la buena voluntad (o falta de mala fe) de ambos. Un saludo.
Da rabia que funcione así. Las relaciones deberían ser apasionadamente imperecederas. O imperecederamente apasionadas. Pero no. Van mutando, se van degradando, mueren. Y es terrible. Tu narración lo expresa de forma emocionante. Siempre hay ternura en lo que escribes. Un abrazo, Raúl.
Suerte para Lérida. Tu relato, estupendo. Sobretodo me gusta la reedición de caricias. Muy bien expresado lo inexpresivo. Un abrazo Raúl.
ResponderEliminarDe madrugada, vengo a verte de madrugada, como mejor se te lee.
ResponderEliminarOtro magnífico y turbador relato.
Buenas noches.
María.
Tu historia me recordó la letra de un tema de Silvio Rodriguez: "Canción de Invierno"
ResponderEliminar"Cuando todo pasa te crees segura
mientras con tus horas revuelves cenizas
presientes muy dentro pasiones prohibidas
no importa mentirse para ser felices
hasta que un deseo se meta en tu lecho
mas ¿qué estás pensando? te tapas el pecho"
Un abrazo
escelente, hermoso
ResponderEliminarun relato bien tramado
con enramaje delicioso
La vida es simple, pero cuando se llena de nudos, es imposible desatarlos.
ResponderEliminarCon tu relato fue fácil imaginarlo todo. Me gustan los finales cíclicos, mucho.
Abrazo!
Bárbara sabe cómo complicarse la vida, sin duda. Que focalice su energía en otras facetas de su vida y se deje de tonterías y de líos. Ale. :P
ResponderEliminarLos muros más difíciles de saltar son los del silencio. Excelente, muy emotivo.
ResponderEliminarCuando cambia el contexto cambia la forma de verlo...
ResponderEliminarY la prueba ha sido puesta de manifiesto con tu historia. No todos miramos desde la misma lente, y aún siendo la misma lente no nos muestra lo mismo.
Suerte en Lérida.
Impresionada, como la primera vez que te leí. Gracias Raúl.
ResponderEliminarRaúl:
ResponderEliminarA algunos nos cuesta mucho decir, decirnos, fue bueno mientras duró.
Y así nos va.
☺
Lo peor es que se te olvide sonreír, Bárbara, esta transitando un momento muy difícil, solo ella, encontrará alguna salida.
ResponderEliminarUn beso muy fuerte Raúl.
¿Y porque no Valladolid?
La sutil y despiadada "elocuencia" del silencio y de los gestos. ¡Cuántas palabras apagadas y sin embargo que desgarro transmites!
ResponderEliminarExcelente relato. Lo he leído varias veces.
Esto sucede con pocos textos que disfrutas y descubres nuevas imágenes en la relectura.
Es un placer leerte-
¿La cabecera cambia automáticamente, o mi memoria es de pez?
ResponderEliminarEsta madrugada dejé un comentario, creyendo ser el primero, y ahora ni comentario ni cabecera.
Porque hoy es jueves, ¿verdad?
Pues nada: que me encanta ese gesto de Quique, ese amor que ella recibe sin sentirlo, que está ahí, quizás en sus sueños, pero que no sabe reconocer.
Bárbara, está claro, tiene dos problemas...
Bárbara debería plantearse ir haciendo las maletas.
ResponderEliminarMal plan...
ResponderEliminarBesicos y mucha mierda para Lleida!
Qué dificil es volver atrás. Ni aunque quieras.
ResponderEliminarExcelente.
Un abrazo
Muy buena estampa psicológica, como siempre, Freud debería haber sido escritor para plasmar cosas así.
ResponderEliminarYo también fui una "Bárbara" más....
ResponderEliminarEres una pasada, amigo Raúl, gracias por TANTO :)
Raúl reflejas maravillosamente ese abismo entre dos que ni una caricia cargada de entrega logra salvar...
ResponderEliminarMe encantó!!!!!
Besos brujos
La impotencia de resucitar a un muerto, la entrega del que no sabe que una parte de lo que fue ya no existe, el inmenso vacío que uno se empeña en no querer ver....
ResponderEliminar...sensaciones tan familiares...tanto...
Un texto impecable e inevitablemente doloroso.
Gracias.
Bárbara padece de una insatisfacción silenciosa que ya ni se aplaca con lo prohibido.
ResponderEliminarQuizá Quique debiera despertala sutilmente cuando él la acaricia tan amorosamente sin que ella se entere.
Excelente relato Raúl.
un abrazo
Es una putada cuando te entregas y te hace el vacío.
ResponderEliminarSuerte Raul en Lérida.
Es que llora por ella misma,¿no?
ResponderEliminarEntonces es difícil que pueda darse cuenta de las caricias nocturnas de Quique.
Yo soy de las que hacen las maletas rápido.
Besotes
Me ha gustado como siempre este relato. Creo conocer personalmente la sensación de Quique asi como la de Bárbara tambien.
ResponderEliminarEs horrible!!!
Me gusta ese banner tambien.
Gracias por tu comentario en mi blog.
A proposito. Leí tu entrevista en El Heraldo de Henares.
Naciste para brillar en esto tio
Elucubro.
ResponderEliminarSeguramente Bárbara ignore que el otro es siempre un pretexto para conocerse. Puede que poco más. Quique evidencia en ella su propia incapacidad, al tiempo que se descubre a sí mismo como un inventor de caricias para náufragos.
Desencuentros con el otro que ponen a prueba nuestro talento.
Agradable y fluida composición, Raul.
Saludos.
Excelente relato, Raúl.
ResponderEliminarPor cierto, me encanta la foto de arriba de "Jamón, jamón". Gracias a la magia del cine (y de la vida), ahora serán papis.
Como estoy de vacaciones seré breve: Quique es un panoli que no se entera de nada y Bárbara no sabe lo que quiere, peor, sabe lo que quiere, y hasta conseguir eso le aburre.
ResponderEliminarPor supuesto tu lo dices con mucha más poesía.
Lo peor de todo es estar aburrido de uno mismo, rendirse; pero mientras hay lágrimas, hay esperanza.
ResponderEliminarGran relato, amigo.
Hay personas para las que la rutina es peor que el veneno.
ResponderEliminarPues pobre Quique.
ResponderEliminarBesitos.
Más que de entrega, quizás de rendición. El hombre ha dado de sí cuanto podía y sabe que ya no volverá nunca a ser el de antes, el del principio
ResponderEliminarReditar caricias, buscar puentes en el abismo de la desidia cotidiana, me encanata como los detalles te llenan.
ResponderEliminarMucha suerte en Lleida, ¿para cuando Sevilla?
Me dan muchísima pena los dos. Quique por entregarse entero a quien ya no quiere recibirlo y Bárbara porque se perdió, y no podrá encontrarse mientras perpetúe ese vacío.
ResponderEliminarMagnífico relato, Raúl
Besos
...Aun a pesar de que Bárbara ya no sabe lo que quiere o desea, tiene mucha suerte de tener esas caricias en la espalda, que sin decir nada lo expresan todo, el la esperará y está a su lado..., cuando ella desee volver...
ResponderEliminarBesitos.
Quique sigue echando flores al abismo. El mismo en el que se sumerge Bárbara abrazada a las dudas de una existencia varada.
ResponderEliminarCuando las sábanas callan....
Una sonrisa
Eso no hay caricia que lo arregle. Estoy con Tesa en eso de hacer las maletas.
ResponderEliminarEscelente relato, me ha llamado la atención eso de reeditar las caricias, como los DVD con extras, pero en este caso, sin ellos, muy significativo.
ResponderEliminarUn saludo
Excelente, amigo Raúl.
ResponderEliminarHoy querría no haber leído ese silencio.
ResponderEliminarHoy, querría no haberlo conocido. O haberle gritado, hasta echarle el alto al tiempo.
antes de todo: muchas gracias por tus comentario.Con respecto tu texto extremadamente genial puedo decir que me recuerda a una primavera lechosa con algunas lloviznas de histéricas ricas llenas de llantos y oro en los ojos...
ResponderEliminarsaludo y un abrazo grande, que tengas un buen día
Sexo, amor, relaciones turbulentas, equívocas... tus relatos son joyas que le hacen a uno pensar que a veces uno está metido en el argumento de un guíón cinematográfico, y no lo sabe.
ResponderEliminarun abrazo.
Á veces el amor deja sitio para que entren otros inquilinos a visitar y a llevarse de souvenirs a la pasión. Cuando el inquilino entra, casi nunca se va sin llevarse algo o a alguien.
ResponderEliminarUn besito.
Me encanto, Raúl, como el sentimiento del amor empieza con tanta fuerza y con el pasar del tiempo se va debilitando. Me gusta creer que este angustioso desenlace, en algunos casos, a pesar de ser la moda, no es un determinante. Repito, que buen escrito.
ResponderEliminarUn saludo desde Colombia, Raúl.
El silencio puede ser tan gratificante como mortificante pero siempre elocuente...
ResponderEliminarUn abrazo amigo Raúl
Lo peor en el amor la rutina y la monotonia, un precioso escrito.
ResponderEliminarun placer pasar a leerte.
que tengas una feliz semana
un abrazo.
... y yo diría...
ResponderEliminar"se les acabó el amor de tanto usarlo"
Hola Raúl, hace muchisimo tiempo que no me pasaba por este gran rincón!
tenía muchas ganas de hacerlo y ya por fin me pasé por aquí.
Tu texto me ha gustado una Barbaridad, es tan cierto y tan actual...
Ahora me pasare más a menudo por aquí.
un saludo enorme desde el otro lado!!
Que tristeza y miedo me provoca la desazón del desamor, de la rutina callada y llorada.
ResponderEliminarSalud.
Esto debe ser una peli de terror... qué angustia por parte de los dos. Las caricias reeditadas sólo son efectivas con un amor profundo. Si no, a la segunda edición se agotan, y ni el más experto las salva. Creo...ja ja
ResponderEliminarMe gustan mucho tus textos, Raúl.
Un par de almas difusas que se empeñan en seguir borrándose.
ResponderEliminarSalut
Eres un artista describiendo sentimientos de pareja.
ResponderEliminarUn abrazo Raúl.
Ya me dirás cuando presentas tu libro por Cádiz o Córdoba, llevarás una bunena remesa ¿no?
ResponderEliminarQuique es un amor.
ResponderEliminar...y si llega un día que Bárbara no perciba el gesto.
enhorabuena por Elefantiasis.
aterrizando por la blogosfera, pero ya con un pie dentro de esta red que nos atrapa.
un abrazo.
Muy bueno.
ResponderEliminarA veces es peor el deterioro que la ruptura. Suerte a ambos.
Besos.
Que bueno es tenerlo de vuelta!
ResponderEliminarya se extranaban sus cuentos!
saludos!
El amor es un presupuesto, un deseo inteligible... he aquí la razón que motiva a los cazadores del ahora.
ResponderEliminarQué bueno es volverte a leer. Abrazos.
Vengo en busca del relato del día 30 pero, afortunadamente, me encuentro con este de hace una semana. Es sencillamente genial. Un drama silencioso.
ResponderEliminarSonia
Estupendo relato sobre esa apatía emocional que a veces se instala en el alma sin saber el porqué. Un beso, Raúl y muy feliz finde.
ResponderEliminarSe me ha atragantado el cariño fiel y la entrega estériles. El último párrafo lo remueve todo y sin saber cómo te hace parte. Muy bien Raúl, que todo siga así, un saludo.
ResponderEliminarLa narración de una relación plagada de silencio y miedos. El título es perfecto. Y describes el estado emocional de ella con mucha maestría.
ResponderEliminarUn beso.
Me gusta pensar que cuando amanezca el sol rebotará en la mano de Quique...
ResponderEliminar;)
El triste y certero retrato de la disolucion de una pareja por culpa de aquello tan venenoso y dificil de definir, "el paso del tiempo", pese a la buena voluntad (o falta de mala fe) de ambos.
ResponderEliminarUn saludo.
Da rabia que funcione así. Las relaciones deberían ser apasionadamente imperecederas. O imperecederamente apasionadas. Pero no. Van mutando, se van degradando, mueren. Y es terrible. Tu narración lo expresa de forma emocionante. Siempre hay ternura en lo que escribes. Un abrazo, Raúl.
ResponderEliminarSolo un ruido ruín llegó desde lo lejos y ya hace tiempo que no hablo con mi amigo. Quizás algún día le diga algo.
ResponderEliminarKlee